Organización es una palabra tan abstracta que a los niños les resulta difícil de pronunciar. Más aún de comprender. La organización es la pieza clave para que funcione la virtud del orden. Y el orden es clave para sacar cualquier campaña adelante. Para que las piezas encajen, los niños necesitan comprender una idea que a los adultos nos parece evidente pero que no lo es para ellos: la idea de las categorías.
Enseñar a categorizar a los niños: la clave de la organización
Así lo explica Marisa Clares, profesora en Educación Primaria y psicopedagoga, que puso en marcha un proyecto didáctico para tratar de que los niños interiorizaran el concepto de organización. Ahora, ellos solos ordenan sus cajoneras y entienden el sentido que tiene que la clase esté organizada. La diferencia es que han aprendido que no se trata de colocar unas cosas encima de otras, sino que pueden establecer categorías que extraen de cualquier realidad.
Junto a esta idea de categoría fundamental para que desarrollemos en las casas el concepto de orden, se encuentra igualmente importante: la prelación. Aprender a organizar no solo les aporta estrategias para distinguir y clasificar sino para establecer series según diversos criterios.
Esto que, aparentemente, se queda en el plano formal y permite colocar los números, el alfabeto o los objetos en función de su tamaño, es, en realidad, la base para que después sepan priorizar en sus vidas qué tareas son más importantes que otras, o qué relaciones sociales deben cuidar más.
Artículo relacionado:
– 5 ideas para categorizar y clasificar: enseña a ordenar
3 pasos para trabajar la organización con los niños
La profesora Clares trabajó la organización a partir de un proyecto transversal que vinculaba a todas las áreas de conocimiento. Lo aplicó con alumnos de segundo de Primaria, aunque se puede desarrollar en otras edades. «Los niños necesitaban partir de una idea muy básica, que tuvieran a su alcance y conocieran bien. Por eso, el primer esquema de organización que emplearon fue el de la familia. Trabajaron en la asignatura de inglés el árbol genealógico», dice esta maestra del colegio Alameda de Osuna en Madrid. Después añadieron conceptos espaciales sencillos para ellos, como la distribución de la casa en habitaciones, o el orden en los armarios.
El siguiente paso consistió en entender el orden en el aula. A partir de una reducción al absurdo -la pregunta de qué ocurriría si en el aula no hubiera mesas con cajoneras y estanterías en las paredes-, ellos mismos fueron comprendiendo la importancia de mantener el orden. La idea se fue desarrollando con el reparto de espacios en el colegio, con una yincana organizada en la clase de Educación Física. Después se pasa a conceptos más complejos como los ordinales en matemáticas.
Y a partir de ahí se pueden introducir los primeros conceptos estadísticos y de organización de datos que permiten a niños muy pequeños aprender a realizar tablas y cuadros que después podrán emplear para ordenar su tiempo.
Marisa Clares utilizó dos elementos para contar: unos gráficos de barras para medir los días con sol y lluvia y un conteo de datos de niños y niñas en cada aula. Al mismo tiempo, desarrollaban el concepto de unidades de medida y con él, el de categorías.
En Lengua, el concepto de organización se trasladó a las estructuras gramaticales y cómo las palabras tienen sentido si se organizan de una determinada manera. En Sociales, permitió conocer la organización territorial del país.
Pero el resultado más destacado de la experiencia formativa que los padres podemos utilizar en nuestras casas es que los niños interiorizan que la organización nos ayuda a vivir mejor en todos los ámbitos del día a día. Se dan cuenta de que las categorías ayudan a organizar mejor cualquier elemento y la organización simplifica después las búsquedas.
Alicia Gadea
Te puede interesar:
– El orden y su importancia en la educación infantil
– Educar en el orden: los encargos
– La mochila escolar, un buen sitio para trabajar el orden
– Cómo enseñar el gusto por el orden: ¿qué es orden y qué no?