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Cómo aprender a leer mejor

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La lectura defectuosa está detrás de la mayoría de los fracasos escolares de muchos países.
La lectura, en realidad, es una de las habilidades más trascendentes y difíciles de enseñar con eficacia.

La lectura es el aprendizaje más importante que un estudiante puede adquirir, base de muchos más. Un aprendizaje que hay que revisar de vez en cuando, con independencia de la edad.

La lectura además hace la vida más rica a quien lee. Si las lecturas son buenas, a más lectura, mayor riqueza vital, se vive más en menos años, se aprende más, se disfruta más. Se madura más y se es más feliz.

Fernando Alberca, escritor y autor del libro Todos los niños pueden ser Einstein, especialista en motivación del niño y el adolescente y en rendimiento escolar, nos invita a enseñar a los niños a leer mejor.

La necesidad de leer más y mejor

Cada vez más se precisa leer mejor, con mayor comprensión y más rápidamente.
Un 75% de lo que el niño y el adolescente aprende, le llega a través de la lectura. Si alguien pudiera pensar que con las nuevas tecnologías este tanto por ciento tenderá a disminuir, lo cierto es que lejos de ello, lo más importante hoy en día se concentra cada vez más en textos que se han de saber interpretar y leer cada vez mejor.

Los niños quieren aprender a leer antes de los 3 años, ¿por qué no enseñarles? No hay ninguna razón científica de fondo, siempre que se le enseñe bien a hacerlo, y sí hay muchas que recomiendan aprender a leer cuanto antes, cuando la estimulación y necesidad del niño sea la adecuada y lo es a muy corta edad.

Características de los lectores eficaces

Como ya describí en mi libro Todos los niños pueden ser Einstein (Ed. Toro Mítico), los lectores eficaces, que leen cuatro veces más rápido y eficazmente que la mayoría de los lectores, se caracterizan porque:

– Mueven sus ojos de forma suave y rítmica.
– No regresan sobre lo leído.
– Tiene una amplia zona de enfoque visual: tres o cuatro palabras incluso.
– No se entretienen en los márgenes al finalizar una línea.
– No vocalizan en voz alta ni voz baja, no mueve los labios al leer.
– Leen con diferente velocidad según el contenido: yendo más rápidos en ejemplos y divagaciones.

Comprensión y rapidez en la lectura

La comprensión es la consecuencia de la lectura fluida.

Podría pensarse que si se lee más lento, se comprende mejor. Pero si se lee a 500 palabras por minuto o más, la lentitud en la lectura propicia las distracciones más que la comprensión.

Por medio del entrenamiento por separado primero (comprensión y rapidez) y juntos después, se puede mejorar mucho la eficacia lectora. Centrándose en los defectos detectados y sustituyéndolos por los hábitos contrarios.

Una comprensión eficaz permite al lector enunciar la idea principal de lo leído, las ideas secundarias, datos, ejemplos y lo que se sugiere y no se dice.

Una lectura eficaz lee entre 500 y 1.000 palabras por minuto.

Además de palabras

Además de las palabras, de los relatos, textos argumentativos y expositivos, el niño y el adolescente deben aprender también a leer eficazmente gráficos, esquemas, diagramas, ilustraciones, tablas, cuadros sinópticos… Mediante la práctica: leyéndolos y explicándolo a otros.

Disfruta con la lectura quien lee con tanta soltura que se concentra intensamente en la aventura que está viviendo en ella.

Consejos para leer mejor

La lectura defectuosa está detrás de la mayoría de los fracasos escolares de nuestro país. También está detrás de que a muchos escolares no les guste leer. Y es que disfruta con la lectura quien lee con tanta soltura que se concentra intensamente en la aventura que está viviendo en ella.

Estos son los consejos del profesor Fernando Alberca para leer mejor:

– Si es posible, aprender a leer antes de los 4-5 años.
– Aprender a leer con signos de puntuación y tildes desde que se aprende a leer, no dejarlo para un segundo aprendizaje.
– Revisar la velocidad lectora y la comprensión, y hacer ejercicios que perfeccionen ambos, antes de los 9 años.
– Hacer lo mismo antes de los 16 años.
– Escoger un texto de cuatro párrafos e intentar leer saltándose las preoposiciones, conjunciones y determinantes, leyendo solo verbos, sustantivos, adjetivos, pronombres y adverbios.
– Convertir en varios párrafos un esquema sencillo, sobre cualquier tema.
– Jugar a que uno dice una palabra y el otro contesta con un sinónimo o expresión sinonímica.
– Leer el final de un cuento y ser capaz de inventarse el inicio.
– Cronometrarse cuántas palabras se leen en un minuto e intentar batir ese récord en siguientes ocasiones.
– Pegar los labios al leer y no moverlos.

Marisol Nuevo Espín
Asesoramiento: Fernando Alberca, profesor y escritor. Autor del libro Todos los niños pueden ser Einstein.

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