Existe un consenso casi unánime entre la comunidad científica sobre los daños que puede causar la sobreexposición a las pantallas de los bebés y niños en desarrollo y de la necesidad de limitar su uso.
Sin embargo, lo cierto es que a los bebés les fascinan las pantallas y es una manera rápida y sencilla de mantenerlos ocupados, tanto en casa como cuando estamos en un restaurante o esperando en el médico, por lo que todos los padres recurrimos a ellas más a menudo de lo que deberíamos.
Incluso hay padres que justifican esta sobreexposición aludiendo a las ventajas educativas que ofrecen algunas aplicaciones de aprendizaje. Sin embargo, la realidad confirma que, en términos generales, las pantallas no aportan ningún beneficio a los niños muy pequeños y, en cambio, pueden tener bastantes consecuencias negativas.
6 consejos para controlar el uso de las pantallas
1. Sé un buen ejemplo. Para conseguir que tus hijos no usen todo el día las tabletas o los móviles, es importante que tú no te pases el día pegado a ellos. Evita su uso cuando estés con tus hijos. Difícilmente vas a lograr que tus hijos usen poco las pantallas si tú te pasas el día enganchado.
2. No coloques en la habitación de tus hijos ningún dispositivo electrónico. Estos deben colocarse en espacios comunes para que puedas controlar cuánto tiempo los usan y en qué los emplean.
3. No dejes que tu bebé menor de dos años use los móviles, vea la televisión o use las tabletas, a no ser que sea para hacer una llamada o videollamada a un familiar.
4. Si quieres usar algún tipo de pantalla antes de los 2 años, no lo hagas nunca antes de los 18 meses y elige programas de televisión, vídeos y aplicaciones de contenido educativo y estructurados mediante juegos que permitan a los padres también interactuar.
5. Es conveniente que veas siempre la televisión con tu hijo para que puedas explicarle lo que ve y ampliar la información cuando se requiera. Así, si sale contenido poco apropiado en un programa infantil o aparece algo con lo que no estás de acuerdo, podrás explicarle por qué está mal y la forma correcta de comportarse.
6. Elige programas y contenidos apropiados para la edad y la madurez de tu hijo. Evita siempre contenidos violentos o sexistas.
La mayoría de las aplicaciones que se anuncian como «educativas» no han demostrado ser efectivas y no fomentan la socialización.
Asimismo, muchas se centran en habilidades como la memoria o la motricidad, que son solo algunas de las habilidades y capacidades que un bebé debe desarrollar en su infancia. Otras, como el control de impulsos, el manejo de las emociones o el pensamiento creativo y flexible se aprenden mejor a través del juego social y no estructurado con familiares y amigos en el mundo real. Por lo tanto, estas aplicaciones se deben usar solo de vez en cuando, pero nunca de manera cotidiana. Hay formas mejores de estimular a los pequeños.
Cuando las pantallas tienen conexión a internet aparece un problema nuevo: los peligros de la red. Y es que son muchos los problemas que podemos encontrar al dejar que los niños naveguen libremente por la red, como el ciberacoso, el robo de datos o identidades, el chantaje y el acceso a contenidos poco apropiados (especialmente de tipo sexual), que puede afectar al desarrollo emocional y social de los niños.
Por eso, además de controlar el tiempo que los niños usan las pantallas debes usar aplicaciones o programas de control parental para evitar que puedan navegar libremente, no dejar que use las redes sociales hasta los 18 años o los 14 si hablamos de redes sociales para menores y, sobre todo, explicarle claramente los peligros de internet y qué no debe hacer al navegar o chatear con otras personas (dar datos personales, mandar fotos comprometidas, etc.).
Irene García, escritora y coautora del libro Crianza con Ciencia
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