Que un alumno vaya mal en el colegio no quiere decir que sea mal estudiante. Detrás de estas notas puede esconderse otra razón, como por ejemplo la presencia de un trastorno que dificulte la vida académica. Es el caso de los niños con dislexia, quienes pueden verse atrasados respecto al resto de compañeros en el aula y no obtener las mismas calificaciones.
La misión, por tanto, debe ser reducir al máximo los efectos de la dislexia en el aula para evitar este atraso académico. Para este fin, desde la Asociación Española de Pediatría y Atención Primaria, AEPap, se brindan varios consejos para que los alumnos con ese trastorno en su visión.
Manifestaciones de la dislexia
¿Cómo detectar la presencia de este trastorno en la lectura? Esta dificultad se manifiesta en errores como:
– Omisiones de letras o sílabas (olvidar leer una letra o sílaba).
– Sustituciones (leer una letra por otra).
– Inversiones (cambiar el orden de las letras o sílabas).
– Adiciones (añadir letras o sílabas).
– Unión y fragmentación de palabras (unir y separar palabras de forma inadecuada).
– Rectificaciones, vacilaciones y saltos de línea durante la lectura.
En cuanto a sus causas, los estudios apuntan a que se trata de un proceso de índole neurobiológico con una base genética. No hay que pensar en que se trata de una falta de esfuerzo, motivación ni madurez. Su base está en un déficit fonológico que crea dificultades para relacionar una letra escrita con su correspondiente sonido. Incluso antes de aprender a leer pueden manifestar señales como problemas para prender canciones, los días de la semana, los nombres de los colores, las partes del cuerpo, jugar a rimas, recordar los nombres de las letras.
Cómo ayudar a un alumno con dislexia
¿Y qué se puede para corregir los efectos de la dislexia en la vida académica de los alumnos? Estos son los consejos que brindan desde AEPap:
El primer paso para ayudar a nuestra alumna o alumno, será que todas las personas involucradas en el aprendizaje sepan el diagnóstico: padres, profesores y la propia niña o niño. A lo largo de los primeros ciclos de educación, gracias a la gran plasticidad cerebral en esta etapa, se hará un entrenamiento intensivo para la adquisición de la conciencia fonológica (correspondencia grafema-fonema).
El tratamiento debe ser intensivo, durante mucho tiempo y empezando lo más pronto que se pueda. Siempre a través de tareas que se basen en la lectura. Hay que huir de otros tratamientos cuya eficacia no ha sido probada científicamente como son las gafas coloreadas, el entrenamiento visual, terapias para la «lateralidad cruzada», entrenamientos auditivos, suplementos alimenticios…
Es importante pasar tiempo con el niño leyendo en voz alta Para mejorar en la lectura, como en cualquier otra habilidad que queramos acrecentar, la base es practicar. Hay que tener en cuenta el gran esfuerzo que es para ellos el leer. Hay que hacer fácil esta tarea sin forzar. Les hace falta leer las palabras más veces que una niña o niño sin dislexia, para poder reconocerlas.
También se deben buscar estrategias para compensar las dificultades a través de adaptaciones escolares (darles más tiempo, uso de programas informáticos, no penalizar las faltas de ortografía, información visual, evaluación oral…).
Damián Montero
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