La identidad es el conjunto de características que diferencian a un individuo de otro, y evoluciona a lo largo de toda la vida, desde la infancia a la vejez. La identidad del niño recién nacido se esboza en la realidad interna de la madre y de la familia, incluso durante el embarazo. Pero a medida que el niño crece y pasa a la educación inicial, su mundo empieza a abrirse.
Evolución de la identidad de los niños
1. Cuando un bebé cuenta con pocos días de vida, sus padres comienzan a verbalizar cómo es su hijo. Pueden decir que es calmado, que es muy bueno, un poco llorón…, estas etiquetas hacen que los demás identifiquemos al niño con unos rasgos más que con otros.
2. Hasta los seis meses, el bebé aún se siente unido físicamente a su madre, todavía no sabe que él y su madre son personas diferentes.
3. A partir de los seis meses, el bebé sabrá que él tiene su mente y los demás otra distinta, y podrá compartir su foco de atención con los demás. Como cuando le señalan algo y él sabe que tiene que mirar hacia donde le indican. A partir de aquí nacerá en él la intención de explorar, y comenzará a formar su propia identidad y a conocerla. Pero debemos distinguir dos aspectos: por un lado su identidad (quién es) y por otro su auto-imagen (quién cree que es).
Cómo trabajar la identidad de los niños
La educación inicial es la que se encarga de formar a los niños mediante un proceso de interacciones y relaciones sociales, de potenciar sus capacidades y desarrollar competencias para la vida. Por ello, se debe trabajar las partes cognitiva, comunicativa, estética, socio-afectiva y física:
– Cognitiva: son las habilidades del lenguaje de cada ser humano. Esto incluye vocabulario, raciocinio y habilidades para expresarse, que le permiten representar mentalmente, expresar y dar nombre a lo que perciben, sienten y captan de los demás.
– Comunicativa: ayuda a los niños y niñas a expresarse, ya sea para satisfacer necesidades, formar vínculos afectivos o expresar emociones y sentimientos. También les permite identificar en los demás diferentes estados emocionales.
– Estética: deben desarrollar la creatividad en dibujo, canto, trabajos manuales, dramatizaciones y otras muchas actividades.
– Socio-afectiva: se refiere a las habilidades de cada individuo para interactuar con otros y mostrar sus sentimientos hacia los demás, lo que aporta un ambiente de cordialidad y respeto por el otro.
– Física: ayuda a conocer a los niños y niñas su anatomía, se le enseña a diferenciar la dimensión física entre hombres y mujeres.
La imagen de uno mismo y la imagen que los demás te devuelven
Hay niños que aun contando con determinadas cualidades, si sus padres no le han visto desarrollándola, el pequeño no es consciente de que cuenta con esa virtud. Y puede ocurrir al contrario, un niño al que se le ha dicho que sí que puede realizar determinada destreza y pero realmente no tiene capacidades para ello. Por lo tanto, ni por exceso, ni por defecto, todo en su justa medida.
1. La imagen de uno mismo es muy importante. Tanto niños como adultos necesitan mantener un estado de bienestar y estabilidad respecto a la imagen de sí mismo. De igual manera que un niño puede sentirse cómodo, o no, con otra persona, puede sentirse cómodo, o no, consigo mismo. Esto es la autoestima: cuánto y cómo se valora y se quiere el niño a sí mismo.
2. La imgen que te devuelven los demás. Es importante saber que gran parte de la identidad de los niños se constituye en función de la imagen que sus seres queridos le hayan devuelto, por lo que para que el niño pueda tener una buena autoestima, necesita que le hayan estimado antes. Es decir, el niño podrá quererse a sí mismo si a él le han querido.
Lo que el niño piensa sobre sí mismo también depende de su proceso de valoración. Por lo tanto, cuando nuestro hijo observa su propia imagen, puede sentirse orgulloso de sí mismo o llegar a encontrarse profundamente decepcionado.
En definitiva, el adulto cumple una función muy importante. Debe ser él el que previamente reconozca y admire al niño, tratando de no cometer el error de dotar a un niño de una virtud que no tiene, como comentábamos antes. Si le devolvemos una imagen positiva de él, ayudaremos a nuestro hijo y evitaremos complejos e inseguridades.
Sara Pérez
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