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Fiestas familiares

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Este mes de diciembre nuestra atención se centra en torno a las fiestas de Navidad, Año Nuevo y la preparación de la fiesta de Reyes. Suele ser un final de año de múltiples reuniones festivas, con familiares -hermanos, primos, consuegros…-, con amigos y compañeros de empresa. Sin duda, las reuniones más entrañables serán con nuestros hijos y nietos.

Actualmente es demasiado frecuente que el planteamiento de las fiestas se centre en el ámbito externo y, por ello, las mayores preocupaciones de muchas personas sean el lugar de las celebraciones, los trajes a lucir y los menús de las comidas, que acaban siendo, en la mayoría de las ocasiones, demasiado abundantes, por lo que suelen ser poco saludables. Así, se está dejando en un segundo plano un objetivo importante de estas fiestas: disfrutar del cariño con los familiares y de la amistad con las demás personas.

Navidad en familia

Foto: THINKSTOCK 

El amor es la base de la unidad

El papel de los abuelos será primordial para que estas reuniones cumplan su objetivo de comunicación y unión entre todos los miembros de la familia extensa. La riqueza que los abuelos pueden ofrecer es querer a cada uno como es, respetando su singularidad. El amor de los abuelos hacia los hijos y los nietos les llevará a tratar a cada uno de la forma más apropiada.

Recordemos que la convivencia se fundamenta en el amor, que es el que nos insta a acercarnos a los miembros de nuestra familia extensa para ayudarles y servirles. Seremos felices y disfrutaremos en las fiestas navideñas si las planteamos con la ilusión de hacer felices a los demás. La unidad familiar tiene su base en el amor y si no es así estas celebraciones pierden calidad y en ocasiones incluso resultan penosas por las tensiones que llegan a producirse entre los asistentes.

Querer a cada uno como es

Los abuelos debieran ser los más capacitados para conocer bien a cada uno de sus hijos y a sus cónyuges y, por supuesto, a los nietos y así plantear las reuniones familiares de modo que resulten gratas para todos. Son los que mejor pueden potenciar una grata convivencia familiar, no siempre fácil, en una familia extensa que reunirá a personas de distintas edades y con intereses dispares. Son los abuelos los que pueden integrar en una unidad familiar a los diferentes y diversos miembros. El objetivo será lograr que en estas fechas todos convivan y se traten en un ambiente distendido y alegre, colaborando juntos al éxito de la reunión.


«¡Qué baratos son los nietos! Les doy mis monedas y ellos me dan millones de dólares de placer». (Gene Perret)


Los abuelos son los depositarios de las tradiciones familiares. Ensanchamos los horizontes de la familia cuando transmitimos con nuestra vida los valores que valen la pena ser vividos. Construir el Belén de casa de los abuelos ayudado por hijos y nietos puede ser un modo sencillo, pero eficaz, de transmitirles el verdadero sentido de la fiesta de Navidad. El Belén nos habla de la bondad y la humildad de Jesús, que vino a nosotros para traernos la alegría y la paz. También así podremos contrarrestar la «contaminación comercial» que altera el auténtico espíritu navideño, que debe ser de sobriedad y de alegría, no sólo externa, sino también íntima por el misterio que se celebra.

Compartir el trabajo navideño

En otro orden de cosas, es bastante frecuente que, por ser la casa familiar de los abuelos la que tiene el salón comedor más amplio, las reuniones navideñas se desarrollen en ella, y además -y esto es lo importante- porque la casa de los abuelos siempre debe estar abierta a las familias de los hijos.

Ahora bien, preparar una comida navideña comporta un trabajo que puede ser demasiado gravoso, sobre todo para la abuela que debe, por tanto, dejarse ayudar por sus hijos: desde la elección del menú con más preferencias, pasando por la compra de los productos necesarios en la que es conveniente que colaboren todos, pues también esta comida podría ser gravosa económicamente para los abuelos. Llegado el día, los abuelos deben de aceptar la participación de todos en los preparativos de la comida y de la mesa. Singular importancia puede tener el motivar a hijos y nietos para preparar «actuaciones» y lograr así una alegre tertulia familiar.

A los nietos les ilusiona recibir en estas fiestas regalos en casa de los abuelos y ellos podrán disfrutar con el bullicio alegre cuando éstos van a recogerlos. Los regalos serán siempre sencillos y acomodados a la economía actual de los abuelos, que volcarán todo su cariño en la búsqueda del que al nieto le producirá mayor satisfacción. Regalar se ha dicho siempre que es un arte y la tarea se complica cuando se tienen nietos de diversas edades. El juego es la manera de aprender de los niños, por eso, lo importante es motivar a jugar más que el juguete en sí; además, siempre es conveniente consultar a los padres sobre el posible regalo para un nieto.

Hay que procurar que todos regalos sean de una categoría análoga para evitar celos. No sería correcto plantearse el conseguir el cariño de los nietos por medio de regalos, pues podría ocurrir que éstos al llegar a casa de los abuelos esperaran recibir un regalo distinto al de nuestro cariño. Una idea es adquirir regalos que se quedarán en casa para uso de todos los nietos que tengan edades próximas.

José Manuel Cervera González. Secretario de la Asociación de Abuelas y Abuelos

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