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Tengo un nieto adolescente

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¿Cómo los abuelos podemos ayudar a los padres en la educación de los nietos adolescentes, siempre difíciles de entender? Así se han mostrado en todas las épocas- si bien en la actualidad- tienen manifestaciones, de todos conocidas, que son más preocupantes.

El adolescente necesita abuelos entrañables, que le hagamos sentirse a gusto en nuestra casa. Nuestro afecto le anima y le da seguridad, y para nosotros será un consuelo que nos hace felices. Para manifestar nuestro afecto y mejorar siempre la comunicación con un nieto, pero en especial si es adolescente, es necesario mostrar interés por sus actividades escolares y deportivas, felicitarle, si es el caso, y animarle si no salió tan bien como esperaba.

La seguridad del adolescente mejorará si le elogiamos y le comprendemos todo lo que nos sea posible. Para conocer cómo el nieto adolescente va conformando su personalidad, conviene tener en cuenta un lema: «Escuchar, escuchar, escuchar… y alguna vez hablar». Los abuelos podemos cultivar nuestra paciencia aceptando escucharles… cuando ellos quieren hablar y estar siempre muy disponibles para escucharles.

Entablar conversación con los nietos adolescentes

Pero, hay que reconocer que en ocasiones es difícil entablar conversación con un adolescente. Ante la pregunta: «¿Qué hiciste hoy?», la respuesta es muy probable que sea: «Nada», pues es celoso de su intimidad y piensa que no seremos capaces de entenderle. Sin embargo, puede iniciarse una conversación con anécdotas de su infancia o de la vida de sus padres a su edad. Hablarle de lo que hemos vivido lo interpretará como una muestra de confianza en su inicial madurez humana. También así podrá valorar los esfuerzos de sus padres para educarle y sacar adelante a la familia. De este modo conocerá y valorará las tradiciones familiares. Por nuestra parte, evitaremos hacernos pesados contando «batallitas nuestras»: «Yo a tu edad*», o hacerle demasiadas preguntas.

«Tener alguien con quien compartir reduce las penas a la mitad y duplica las alegrías». (Mark Twain)

Sin embargo, en otras ocasiones tendrá ganas de hablar y hemos de ser pacientes para escuchar sin interrumpirle y sólo aconsejarle si lo pide. Dialogando con el adolescente le demostramos que le queremos y nos enriquecemos mutuamente, pues nos dará a conocer enfoques de la realidad actual sobre los que, si es conveniente, podremos darle un criterio de valoración moral.

Es conocido que los adolescentes, hijos de su tiempo, manejan mejor que nosotros las nuevas tecnologías. Podemos aprovechar sus habilidades para que nos ayuden a usar mejor el ordenador, el móvil y cualquier otro artilugio electrónico. Será un puente de unión con nosotros, al tiempo que hará que el adolescente se sienta útil. Valorando estas habilidades le damos seguridad y mejora su autoestima.

Además, será el momento de hacerle comprender que debe controlar el tiempo que dedica a estos medios e informarle de los riesgos que conlleva navegar por Internet, sin criterios ni control del tiempo de conexión.

Debemos mostrarle que los abuelos somos coherentes con lo que pensamos, decimos y hacemos.

Así centraremos su idealismo y podremos comentar con este nieto adolescente, no sólo la conveniencia de la ayuda a temas humanitarios lejanos, que puede materializar con la entrega de una cantidad, aunque sea pequeña, de sus ahorros, o con su colaboración en una ONG, sino también y prioritariamente con su necesaria colaboración con el «próximo», -sus padres y hermanos- que son para él su prójimo cercano.

La obediencia y la desobediencia de los adolescentes

La desobediencia en los adolescentes es algo normal: consecuencia del deseo de afirmación de su yo. Es negativo para resolver estas situaciones el enfrentamiento directo, que suele ir unido a la amenaza de un castigo. Los abuelos ante la posible falta de respeto de un nieto adolescente, hemos de buscar el momento mejor para escucharle y que nos exponga la causa de su rebelión. Hay que estar siempre abiertos al diálogo y tratarle con paciencia. Conviene llevarle al terreno de que la obediencia se basa en el amor a los demás y en el deseo de complacerles.

La obediencia mide la capacidad de aceptación a los consejos de los padres de un hijo, que refuerza así su libertad. Enseñarle a vivir su naciente libertad con responsabilidad. Pero para ello hay que darle la opción de que pregunte razones, reflexione y tomen sus propias decisiones. Hay que lograr que diga la verdad y que obedezca convencido y así evitar que llegue a actuar por miedo.

Las confidencias del nieto adolescente

Los abuelos tenemos que «hilar fino» y no dejarnos enredar por las razones de un adolescente, que trata de demostrarnos que sus padres no tienen razón en algún aspecto que le exigen. Conviene, eso sí, escuchar sus quejas sobre el comportamiento de sus padres con él, para luego dialogar y tratar de que comprenda las razones de sus padres. Que no juzgue sólo en blanco o negro: mostrarle los matices de cada situación. Nunca desautorizaremos a sus padres. Con respecto a lo anterior, sin embargo, hay que saber mantener en secreto las confidencias de nuestro nieto adolescente. Pero, a la vez, y para algunos temas, si estimamos que necesita la ayuda de sus padres, hay que convencer al nieto para que sea valiente y se anime a contarles el asunto.

Cuando detectemos en un asunto una postura enfrentada del adolescente con sus padres, siguiendo la máxima de «escuchar siempre a la otra campana», si al adolescente le parece bien, y no considera que lo que nos ha contado es una confidencia que no quiere se divulgue, podremos pedirle que nos deje comentar el tema con sus padres. Les informaremos de cómo ve su hijo sus planteamientos educativos, para ayudarles a comprender y aceptar mejor la postura de su hijo adolescente y propiciar así una actuación positiva para su educación.

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