Las discusiones entre las parejas, con facilidad toman un carácter violento. Nos quejamos de que no nos escuchan. Pero no somos capaces de analizar de que modo nos dirigimos al otro.
Las parejas se enfadan y discuten. El enfado lleva a expresar los sentimientos de un modo negativo . Se culpa al otro de ser la causa del problema. El sarcasmo y la crítica pueden ser ingredientes que, presentes en la discusión, generen distancia y dolor.
La mayoría de las parejas se quejan de falta de comunicación. Lo plantean como un problema en sí mismo y suele ser, en realidad, la consecuencia de un problema de fondo. Las expectativas de crítica son una de las causas por las que se rehúye comunicarse. Uno reprocha, riñe y se enfada y el otro evita la confrontación alejándose o intentando no coincidir.
Los planteamientos negativos, tremendistas, en los que el otro es culpable de lo que está pasando y la crítica es demoledora, llevan a que el receptor intente colocarse lo más lejos posible. Sigue viviendo bajo el mismo techo, pero está lejos.
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La crítica y el sarcasmo son formas de desprecio
Las quejas se refieren a cosas concretas que hay que hacer o que cambiar. Sin embargo la crítica afecta directamente a la persona, a sus defectos o a sus carencias. No lleva nunca a resolver las diferencias. Los planteamientos violentos en las discusiones llevan al fracaso siempre. Producen un rechazo que no estimula al cambio.
La comunicación entre dos personas que se quieren debe de ser siempre asertiva. Podemos expresar sentimientos, podemos decir cuáles son nuestras expectativas pero siempre evitando los reproches. Nos empeñamos en querer cambiar al otro, en hacerlo a nuestro gusto sin darnos cuenta de que a todos nos gusta que nos quieran como somos y nos dejen en paz. A nadie le gusta que le estén continuamente corrigiendo o reprochando. Normalmente eso produce tristeza, nos hace pensar que no nos quieren.
Cómo comunicarnos con nuestra pareja
Necesitamos una gran dosis de autocontrol para poder comunicarnos de modo que lo que queremos conseguir decir llegue al otro en momentos de calma. No es nada fácil, pero es preciso:
– Buscar el momento oportuno para enfadarse.
– Controlar lo que decimos, sin perder los nervios y sin pasar la líneas rojas que marcan las faltas de respeto.
– Decir lo que sentimos con cariño cuando el sentimiento es negativo.
– Pensar en qué queremos conseguir para alcanzar el objetivo. A veces las discusiones se producen por debilidad, por cansancio o por falta de equilibrio, no porque sean necesarias para mejorar la comunicación.
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