Hace poco tiempo leí un artículo en un periódico sobre un tema que sabía que existía pero no la palabra que se emplea para designarlo. Se trata del matrimonio «Dinki».
Y ustedes se preguntan y ¿qué tipo de matrimonio es ese?, pues seguro que conocen varios dentro de su círculo de amistades e incluso en su familia: son jóvenes, trabajan los dos, deciden posponer la paternidad para «disfrutar» de la vida unos años: salen a cenar varias veces por semana, viajan, hacen deporte con los amigos, realizan compras, etc.
¿Verdad que les suena?. Más tarde he averiguado que Dinki, ¡como no!, viene del inglés «Double Income No Kids«, que significa: doble ingreso, no hijos.
Algunos se preguntarán ¿y qué hay de malo en esto? El hecho de que un recién estrenado matrimonio decida aplazar la llegada de los hijos y dedicarse a su nueva situación, implica un apego desmedido a la comodidad, al dinero y a un determinado nivel de vida al que no quieren renunciar. Todo ello es fruto de una sociedad individualista y hedonista en la que estamos viviendo, donde todo aquello que significa esfuerzo, sacrificio, renuncia, entrega, etc. se considera pasado de moda e incompatible con la forma de vida actual.
Y claro como todos los vicios enganchan y la «buena vida» (entendida por ellos como vida sin compromiso ni ataduras) también resulta que esa paternidad que el DINKI aplazaba unos años, no llega nunca, porque es difícil encontrar el momento ideal.
Éstos matrimonios que deciden que ha llegado el momento de tener hijos, lo quieren dicho y hecho, y al ver que el embarazo no llega y el tiempo que la naturaleza da a la mujer para la maternidad va tocando a su fin, hace que los nervios, angustias y ansiedades crezcan, y se recurre a cualquiera de los métodos que la ciencia ofrece, sin importar los daños colaterales, con tal de tener un hijo entre los brazos.
Cada uno es libre de elegir el tipo de vida que quiere, pero yo preguntaría a los Dinki: ¿pueden compararse las cenas, los viajes, el tiempo libre, con la alegría que da un solo hijo y no digamos si son varios?
¿Qué queda después de un viaje?, unas fotos, un recuerdo, un regalo… ¿Vale la pena posponer algo que siempre es realizable, por otro que no lo es?, como es formar una familia, que por mucho que hoy se diga nunca pasará de moda.
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