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La importancia de combinar los caracteres en la pareja

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Cada miembro de la pareja tiene un temperamento y un carácter. Estas diferencias hacen que siempre surjan desencuentros, pero esos pequeños malentendidos no deben interferir en el amor conyugal.

Siempre me ha parecido relativamente sencillo explicar lo que es el amor. Sin embargo, ser capaz de querer no es tan fácil. La definición que más me gusta acerca del amor es la que lo explica como una capacidad del ser humano. Es muy esperanzador porque todas las capacidades se aprenden, se pueden ir adquiriendo.

La de amar es una de las capacidades que tenemos que adquirir para poder ser felices.

Me resulta muy llamativo el hincapié que hacen en todos los concursos de televisión en que lo importante es disfrutar del momento. Disfrutar de la vida no solo es bueno, sino que también es necesario pero no puede ser el único planteamiento vital, el básico.

Dice José Pedro Manglano en su libro Construir el amor: «Ama quien da un beso congelado, ama quien hace una buena comida mientras tiene ganas de vomitar, ama quien se levanta ochenta veces a atender a su bebé que llora, ama quien permanece un rato en el banco de una iglesia mientras saldría corriendo». La mayoría de las veces nos sentimos amados por personas que hacen grandes esfuerzos por agradarnos, para que estemos contentos. Eso supone que no piensan en lo que a ellos les hace disfrutar sino en lo que necesita el otro.

Querer a alguien significa estar dispuesto a buscar su bien a toda costa. ¿Qué necesita? ¿Con qué descansa? ¿Qué le haría ilusión? ¿Cómo se sentirá mejor?¿En qué le podría ayudar? Esa actitud que genera hechos de entrega hacia otro pueden hacernos disfrutar o no. Nos pueden costar mucho esfuerzo e incluso no ir con nuestro modo de ser.

Las personas casadas suelen tener necesidad de crear un nuevo modo de ser y de estar en la vida para que el otro se sienta bien.

Es muy interesante observar este fenómeno tan curioso. Las mujeres reflexivas, secundarias, intelectuales, más bien introvertidas, se casan con hombres extrovertidos, primarios, muy sociables. Si a ella le gusta la tranquilidad, el fin de semana, sentarse a leer, ver una película en casita, cenar los dos solos o con sus hijos…, a él le gusta salir con amigos, cenar fuera, hacer deporte al aire libre, comentar lo que le ha pasado durante la semana, compartirlo todo, como persona extrovertida que es.

Estas diferencias de temperamento conllevan tener caracteres diferentes. La conclusión es que para llegar a entenderse y dar gusto al otro no queda más remedio que ceder en los gustos por cariño al otro. Lo importante en esos momentos es ser conscientes de cuáles de esos gustos o costumbres conviene fomentar y cuáles no.

El introvertido y tranquilo tenderá a no salir nunca y nunca contar nada a nadie. El extrovertido y primario hará lo contrario, salir siempre y contarlo todo. Cuando somos capaces de encontrar el equilibrio y la vida conyugal va marchando bien es señal de que estamos aprendiendo a querer. El amor es siempre el final del camino.

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