No sé a ti, pero a mí me mandaron el artículo varias veces por diferentes grupos. Incluso el servidor de noticias del móvil y mis cuentas en redes sociales me la enviaron o destacaron orientados por el algoritmo y sabiendo que habría clic seguro por mi parte -mira que es listo el algoritmo-.
Sí, hice clic en la noticia de un diario español que contaba como los gurús de Silicon Valley llevan a sus hijos a colegios donde no se usan las nuevas tecnologías, y por contrato exigen a sus niñeras que no usen el smartphone cuando cuiden de sus hijos.Y me quedé con la misma cara que tú, porque ya tienes las pantallas hasta en la sopa -literalmente- si te descuidas.
No vives en la meca del hippismo tecnológico, sino que haces lo que puedes en tu barrio y en tu ciudad para que tu familia funcione con la tecnología que ellos han creado. Es decir, sobrevives emocionalmente. Porque es una lucha de poder en la armonía de la casa. Besos frente a WhatApps, miradas contra likes, tiempo de ocio frente a minutos de consumo. Ya sabes.
Todo padre, toda madre sabe que tiene que conocer el mundo en el que se mueven sin meter el rúter al bolso; y sabe que ese adolescente al que le dices que deje el móvil y coge la tablet; ese adolescente que le dices que deje la tablet y se pone la tele con la suscripción; ese adolescente es un zombie viviente de las emociones digitalizadas. Las busca en pantalla grande o pequeña, donde haya luz azul, porque lo que no hacemos es decirle deja la pantalla que juego contigo, leo contigo o hacemos juntos la cena.
No percibimos claramente que lo que nuestros hijos necesitan es luz, pero de la buena, no de la azul.
Los pediatras nos dicen que son más frecuentes las visitas a las consultas con niños cada vez más pequeños enganchados a las TICs; pero no se te olvide que son un riesgo y también una oportunidad si los acompañamos sin olvidar los sentimientos, las emociones que en ellos despiertan.
Con los expertos abordamos todos estos temas esta semana en el podcast Hablar en familia, en cope.es. No, los expertos de Silicon Valley no han podido acompañarnos; estaban jugando a la rayuela, al churro y a la goma. Han dicho que cuando hablemos de esto, se apuntan.
Laura OTÓN. Hablar en familia. Cadena COPE
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