La vida de los recién casados puede complicarse mucho si no tenemos claro qué tipo de dificultades nos podemos encontrar y cómo solucionarlas. Pasamos mucho tiempo fuera de casa dedicados al trabajo. El tiempo que nos queda para estar juntos, estamos muy cansados. Esto supone que el humor no es el mismo. El cansancio agría el carácter y hace que la paciencia disminuya.
El nivel de vida que tenemos al casarnos siempre es menor que el que teníamos con unos padres que ya estaban asentados después de muchos años de matrimonio. Puede entrar cierta ansiedad por ganar dinero y creernos que nada ha cambiado. Podemos, inconscientemente, buscar tener unos gastos parecidos y ahora no puede ser. La obsesión por ganar dinero nos puede llevar a no calibrar qué es lo que estamos dejando por el camino.
Cuando los hijos irrumpen en la vida en pareja
Si tenemos la suerte de poder tener hijos, el cuidado y la atención que merecen nos cambian la vida. No se puede explicar la maravilla de poder tener un hijo, pero a muchos les pilla por sorpresa el cambio de vida que su nacimiento supone. Se necesita pensar en ello y prepararse para saber que la renuncia a salidas, planes y otras aficiones nos tienen que merecer la pena.
Continuamente elegimos y, al elegir, dejamos algo. Siempre es así. Las madres están más más cansadas, no tienen tiempo nada más que el bebé. Algunas dejan de trabajar fuera de casa, y otras hacen malabares tras la baja maternal, se encuentran solas y les cuesta organizarse con todo lo que supone una casa y el cuidado de un hijo que es algo nuevo para ellas.
Los hombres las reclaman como esposas, no entienden que se encuentren tan cansadas y mientras ellos no paran. Salen pronto de casa, vuelven tarde y además muchas noches no duermen. Se nos genera aquí una situación explosiva. Ha llegado el momento de serenarse y pararse a pensar.
El ciclón acaba de entrar por la puerta de casa
No hay fracaso mayor que triunfar en lo profesional, tener una buena casa, unos planes estupendos y fracasar en la vida afectiva.
Es de las situaciones que más tristeza y más sensación de soledad producen en la vida.
Adelgazaremos, haremos deporte, volveremos a dormir, tenemos muchísimos años de vida laboral después de haber terminado la crianza de los hijos. Pero si tenemos hijos muy bien cuidados, trabajamos con eficacia para ganar mucho dinero, hacemos mucho deporte y tenemos muchos amigos y nuestra relación personal se queda en último lugar, nos vamos a pique.
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