Llega un momento en el que los bebés dejan de lado la lactancia para empezar a comer otros alimentos sólidos. Este proceso puede generar muchas dudas en los padres y existen una serie de recomendaciones que hay que tener en cuenta con el fin de hacer esta transición lo más llevadera posible. Con este fin, desde la Asociación Española de Pediatría, AEP, se dan una serie de consejos.
Recomendaciones con los que los pediatras pretenden garantizar una transición positiva entre el pecho y los alimentos sólidos, que comienzan siendo un complemento a la leche materna y terminan convirtiéndose en la base de la dieta de los más pequeños de la casa. Si bien son los niños quienes viven este proceso, los padres pueden tener un papel muy importante en todo este proceso.
¿Qué pueden hacer los padres en la transición a los sólidos?
Estos son algunos consejos que pueden seguir los padres a la hora de iniciar la transición hacia los alimentos sólidos de sus hijos:
– Respetar el ritmo de desarrollo del niño y permitirle cierto grado de autonomía, teniendo en cuenta sus capacidades.
– No creer que el rechazo a un alimento que se le acaba de ofrecer será permanente. Se debe seguir ofreciendo este alimento en los siguientes días o semanas, pero sin presionar ya que la exposición regular y gradual favorece su tolerancia y aceptación, a corto y largo plazo.
– No prefijar una cantidad de comida obligatoria. La cantidad recomendable varía de de unos niños a otros y según las circunstancias y, por tanto, hay que respetar los signos de hambre y saciedad. Obligar o coaccionar a un niño para que coma aumenta la insatisfacción familiar y el riesgo de problemas con la alimentación a corto y largo plazo.
– Establecer rutinas puede ayudar como comer en un lugar tranquilo, sin distracciones. Cuando sea posible, se recomienda sentar al niño frente a los otros miembros de la familia para que pueda interactuar con ellos. Acercar a los hijos a la mesa de forma segura, ya sea en el regazo o utilizando una trona.
– Tener en cuenta el tiempo, asegurando un horario aproximado de comidas, con flexibilidad, puede ayudar a la anticipación y regulación del lactante. Como orientación, 4 o 5 tomas al día.
– El menú se debe seleccionar una dieta variada y sana. Las raciones tienen que ser apropiadas a su edad y ritmo de crecimiento.
– Los padres también tendrán que cuidar el «ambiente emocional», siendo pacientes con el ritmo de adquisición de los nuevos logros. Ante las situaciones negativas (no come, no le gusta, se porta mal), hay que mantener una actitud neutra, evitando los enfados.
– Una conducta muy controladora o exigente de los padres impide que el niño aprenda a autorregularse.
– Disfrutar de la comida en familia, reforzando los logros. No utilizar los alimentos como premios o castigos, ni como consuelo o chantaje.
Damián Montero
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