¿Quién dijo que ser padre o madre era sencillo? Cierto que es una de las actividades que más reconfortan a una persona aunque no tenga retribución económica. Pero en algunos casos esta dificultad puede terminar por abrumar a las personas, quienes se ven superados por el cuidado de sus hijos dando origen al síndrome del Padre Quemado, un concepto que hace referencia al progenitor que no afronta bien su rol.
Este término nace a partir del síndrome de Burnout, el cual fue acuñado por el psiquiatra Herbert Freudenberger para hacer referencia a las personas que atraviesan un proceso paulatino por el que pierden interés en su trabajo, el sentido de responsabilidad y pueden hasta llegar a profundas depresiones. En el caso de los padres, esta labor se corresponde con la del cuidado de sus hijos.
Etapas del síndrome
Este síndrome no nace de la noche a la mañana. Atraviesa varias etapas que van empeorando la situación de la persona que lo padece:
– El cansancio emocional. Se trata del origen de este síndrome y se manifiesta por una sensación creciente de agotamiento en la labor, en el caso de los padres el cuidado de sus hijos. Este estado emocional causa sensación de desesperanza que termina por deshumanizar las relaciones hacia los familiares culpando a los demás de sus frustraciones y disminuyendo su compromiso con los mismos.
– Despersonalización. El cansancio emocional se traduce en una falta de iniciativa. Los individuos tienden a ausentarse de su labor de padre o realizan estas tareas con desgana. Todo lo que tenga que ver con sus hijos es tratado con tono pesimista y negativo, que va adoptando el sujeto y que surgen para protegerse de agotamiento. Esta etapa no sólo afecta a las personas que lo padecen, sino a quienes estos comienzan a maltratar.
– La falta de realización personal. Los padres sienten que las demandas de sus hijos exceden su capacidad, se encuentran insatisfechos con su situación y conviven con una sensación de impotencia.
Otros síntomas que pueden revelar el síndrome del padre quemado son los siguientes: fatiga, fluctuaciones del estado de ánimo, decepción, aislamiento, apatía y pérdida de interés, perturbaciones del sueño, irritabilidad, dolores frecuentes de cabeza y espalda, desórdenes digestivos y estrés.
Tratamiento del síndrome
El tratamiento del síndrome del padre quemado es muy importante ya que esta situación puede suponer la caída en una depresión que termine por provocar un entorno muy negativo en el hogar. Estos son algunos consejos para superarlo:
– Encontrar alicientes. Los padres pueden realizar pequeños cambios que pueden para encontrar el cuidado de sus hijos menos estresante. Un ejemplo es dar más paseos con los mismos y tratar de encontrar el vínculo con los mismos.
– Ser realistas. Nadie es perfecto y habrá ocasiones en las que el niño se haga daño o caiga enfermo, o simplemente no se sepa atender una necesidad. Hay que ser realista y no dejarse abrumar por estos momentos.
– Escapar de la rutina. ¿Agobia el cuidado del hijo? Pues entonces quizás sea el momento de escapar de la rutina, un pequeño viaje, una visita al zoo, cualquier cosa que ayude a salir de la rutina.
– Empatía. Hay que recordar que en un hogar hay más personas que están dispuestas a ayudarnos. Pero no se debe pagar esta frustración con ellas, sino recordar lo mucho que pueden colaborar.
– No tener miedo de pedir ayuda. No hay que sentirse culpable si en algunas ocasiones se solicita ayuda a los abuelos para cuidar a los hijos o a la pareja para sobrellevar la situación. Una familia debe apoyarse y estas ayudas no se negarán nunca.
Damián Montero
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