Hay tantas cosas que sabemos y que parecen obvias. Sin embargo, ¿cómo se aprendió a caminar, algo que hacemos todos los días? ¿Cuánto costó empezar a hablar? Y es que, hasta sentarse requiere de todo un proceso para conocer cómo quedarse en esta posición y conseguir la estabilidad necesaria. A este transcurso le conoce como sedestación, y comienza en torno a los 6 meses de vida.
Tal y como indican los profesionales de Zona Hospitalaria la sedestación comienza cuando los extensores de la cadera ayudan a estabilizar la pelvis manteniéndola perpendicular en suelo. De esta forma se establecen las bases necesarias para garantizar la estabilidad dinámica en el tronco.
El proceso de sedestación
Para poder mantenerse sentado erguido, el niño en torno a los seis meses el niño usa los miembros inferiores para mantenerse en dicha postura, mientras que las extremidades superiores quedan libres para manipular. De esta forma aparece la llamada «sedestación en anillo» en la que el niño está sentado con las piernas flexionadas formando una especie de círculo.
En torno a los 7-8 meses el niño es capaz de hacer una sedestación con las piernas extendidas con una mayor aducción y una menor rotación externa de caderas, pudiendo combinar ambas, entre la de anillo y la extendida. Poco a poco, va consiguiendo la sedestación lateral, rotando cabeza y tronco hacia un lado y pudiendo trasladar el peso del cuerpo hacia el mismo.
La sedestación lateral es aquella en la que una pierna se encuentra en rotación externa y la otra interna, concediendo una amplia basa de soporte. Es hacia el décimo mes de vida cuando se puede decir que se ha alcanzado la sedestación estable, consiguiéndose un buen control del tronco y de la pelvis, quedando los brazos liberados y permitiendo que los niños puedan manipular objetos.
Peligros de una mala sedestación
Algunos niños no pueden alcanzar una sedestación activa, o si la consiguen no lo hacen de forma correcta. Esto puede deberse a muchos factores, desde enfermades neuromusculares hasta otros síndromes. En estos casos hay que trabajar con diferentes técnicas fisioterápicas y las estructuras implicadas en este proceso, hasta encontrar herramientas que faciliten dicha tarea, evitando malas posturas que con el tiempo puedan causar patologías.
Hay que tener en cuenta que una buena postura al sentarse favorece la respiración, deglución, manipulación y se evitan deformidades músculo-esqueléticas. Para conseguir una adecuada sedestación es necesario estabilizar la pelvis y el tronco. Solo así se consigue el necesario equilibrio de la cabeza, facilitando la orientación del campo visual, liberando las manos para la manipulación.
Damián Montero
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