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Las primeras vacaciones con tu bebé

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Ya está aquí el verano y es tiempo de disfrutar. Sin embargo, tu bebé no ha cumplido aún un año y el verano conlleva ciertos riesgos para él, ya que es mucho más sensible a las altas temperaturas, al sol, a los cambios de rutinas, al cloro de la piscina, a las corrientes de aire… Con unos pocos cuidados y unas recomendaciones a tener en cuenta, el verano puede convertirse en una época ideal para los bebés y por consiguiente, para ti.

Sol y calor. Protege la piel del bebé

El sol ayuda a sintetizar vitaminas tan importantes como la D, imprescindible para que el calcio se fije en los huesos y colabore en el desarrollo y crecimiento del bebé. Sin embargo, protégele de los peores efectos del calor y prepara a tu bebé para el verano.
Viste a tu pequeño con ropa ligera y de colores claros. Elige bien los materiales: algodón por ejemplo, que permite que la piel respire.

Los días en que hace verdaderamente mucho calor, puede ir sólo con el pañal. Cuida que el entorno del niño permanezca fresco y que el aire circule. Si puedes elegir entre aire acondicionado y ventilador, prefiere el segundo, sobre todo evitando que el aire no se dirija hacia él. No dejes jamás a tu niño encerrado en un coche, ni siquiera por un momento.

Los cochecitos constituyen también una trampa pues contienen y conservan mucho el calor. Da al bebé varios baños por día, pero uno solo con jabón, luego enjuágalo bien con agua tibia, puesto que el agua fría refresca, pero luego el bebé tiende a transpirar aún más.

Cuando se trata de llevar a nuestro bebé a la playa, a la piscina o simplemente al aire libre en un día soleado, no debes de escatimar en protección para él. Una de las mejores formas de proteger al niño es cubrir su piel con prendas que no dejen pasar los rayos UV.

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Con los niños es fundamental el uso de una protección desde una edad temprana siguiendo las siguientes recomendaciones:

– No se debe exponer al sol a un niño menor de 1 mes (a partir de entonces, en bajas dosis).
– No exponerse al sol entre las 12 h y las 16 h.
– No olvides proteger a los pequeños con camiseta y sombrero, además de la protección solar.
– Aplica siempre el producto 30 minutos antes de salir a la calle.
– Vuelve a aplicarlo cada 2 horas y después de cada baño.
– Insiste sobre todo en espalda, rostro, nariz, orejas y nuca.
– Protege a los pequeños en todas las actividades al sol.
– No olvides que beban agua de forma regular, para evitar que se deshidraten. En bebés mayores de 6 meses, puedes ofrecerle agua en días de mucho calor. Si no la quiere, no te preocupes, no la necesita.

Los primeros baños

Respecto a cuándo empezar a llevar a nuestro bebé a la playa, no es aconsejable que lo hagamos antes de que cumpla los seis meses. Después puede ir en las horas de menos sol, por la mañana hasta las 11 h y por la tarde a partir de las 17 h, pero mantengámosle bajo una sombrilla. No olvides la protección y un gorrito que le proteja la cabeza.

Si el agua posee una temperatura adecuada, ya podemos darle los primeros baños en el mar o la piscina. Tendremos que introducirle despacio, mojándole primero las manitas, los pies y la nuca. Después del baño es muy importante que lo aclaremos (la sal, arena y el cloro puede irritar su delicada piel), lo sequemos a conciencia y le cambiemos rápidamente de bañador.

Aunque hasta más o menos los cuatro años el pequeño no podrá aprender a nadar solo, es muy positivo que se familiarice con el agua: esto le ayuda a desarrollar su psicomotricidad al mismo tiempo que juega.

Es preferible no mojar sus oídos, especialmente si hay antecedentes de otitis. Si vamos a hacerlo, no introduzcamos jamás su cabecita bruscamente en el agua y sequemos cuidadosamente sus orejas tras cada baño.

Los horarios del bebé y la alimentación en vacaciones

Los bebés necesitan una rutina para sentirse tranquilos y conviene mantener, dentro de lo posible, los horarios a los que están acostumbrados: colocar su cuna en la misma orientación para dormir, llevar su peluche preferido, etc. Si el bebé nota cambios es probable que requiera más atención de sus padres.

Esto también afecta a la alimentación: los horarios deben seguirse con la menor variación posible, aunque el bebé, igual que los adultos, tendrá algo menos de apetito por el calor. Sobre la temperatura de los alimentos, el biberón no debe dársele frio, ya que no es conveniente para su digestión, pero sí a temperatura ambiente si hace mucho calor. En cuanto a la leche materna, es posible que salga menos líquida de lo habitual, por lo que deberás beber más agua para recuperar su textura habitual.

Si el bebé tiene más de 10 meses ya puede probar el helado, pero siempre en pequeñas dosis y comprobando antes que no sufre intolerancia alimentaria a ninguno de sus ingredientes comprobándolo con su pediatra.

Seguridad contra los insectos

En las fechas estivales hay una gran variedad de insectos y parásitos que producen mordeduras y picaduras como mosquitos, moscas, avispas, abejas, chinches, garrapatas, pulgas y ácaros. Para proteger a los bebés con repelentes, se aconseja utilizar aquellos que no contengan componentes tóxicos. El aceite de eucalipto, por ejemplo, es bueno para ellos.

Las redes son el mejor medio contra los insectos que pican por la noche. Antes de dormir debemos asegurarnos de que no queda ningún «intruso» dentro de la red, ya que no podrá salir y por lo tanto, se lo estaremos poniendo fácil para que se dé un festín mientras dormimos. Los vaporizadores eléctricos son eficaces en habitaciones cerradas. Sin embargo, hemos de tener cuidado de que no esté el niño delante cuando utilizamos sprays para matar los mosquitos que han entrado en la habitación durante el día. Para evitar la entrada de los mosquitos, deberán cerrarse las ventanas al atardecer.

Marina Berrio

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