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La piel del bebé: frágil y sensible

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La piel del bebé es especialmente frágil y sensible. Precisamente por ello, para evitar irritaciones e infecciones conviene seguir unas reglas de higiene básicas. Esto no quiere decir, claro está, que aún siguiendo estas indicaciones, no lleguen a presentarse ciertas afecciones cutáneas. Y es que, a estas edades es muy habitual tener que enfrentarse a este tipo de molestias infantiles.

Nada más dar a luz ya nos advirtieron que la piel del bebé era sumamente delicada y que, por ello, era fundamental que extremásemos los cuidados para prevenir posibles alteraciones cutáneas. Ahora que han pasado unos cuantos meses debemos procurar no bajar la guardia. Aunque el bebé sea más mayorcito el peligro sigue existiendo.

La piel del lactante

Las alteraciones más habituales que se pueden presentar en la piel del bebé son, en primer lugar, la dermatitis amoniacal o de Jaquet. Este tipo de afección se trata de una irritación frecuente en el lactante, debida principalmente a la agresión de la orina, las deposiciones y la flora bacteriana a la que se ve expuesto el culito de nuestro bebé. Por lo general, suele desaparecer dejando al niño con el culete al aire de vez en cuando. Asimismo, siempre es bueno cambiarle de pañal en cuanto lo moja aplicándole la pomada que nos haya indicado su pediatra.

A partir del tercer mes del bebé

Otra irritación que suele hacer acto de presencia a partir del tercer mes es el eczema del lactante. Este tipo de afección cutánea suele localizare principalmente en la cara (a excepción de la nariz y el mentón), detrás de la orejas y puede llegar a afectar, incluso, a los pliegues de las articulaciones, el pulgar y los pezones.

En estos casos, la piel del bebé suele enrojecerse por zonas, llegándose a formar vesículas que contienen un líquido transparente. Como tratamiento la mayoría de los pediatras suelen recurrir a las pomadas hidratantes así como a los preparados a base de avena.

Cuidado con la cabeza del recién nacido

La dermatitis seborreica es tercer mal más común entre los bebés. Origina una costritas blancas en la cabeza y la cara del niño. Para solucionar esta alteración los pediatras recomiendan lavar la cabeza del niño a diario, con un jabón neutro para, más tarde, proceder a cepillársela con un cepillo de bebés. Algunos, niños pueden llegar a sufrir, además, una especie de acné que se suele manifestar fundamentalmente en la cara y el pecho. Se trata del llamado acné neonatal que con frecuencia suele aparecer a partir de la cuarta semana. Este tipo de problemas pueden llegar a persistir durante varias semanas y a parte de la higiene habitual no existe ningún otro tratamiento preventivo.

En cualquier caso, conviene que tengamos claro que estas irritaciones son difíciles de evitar cuando los niños son tan pequeños. Precisamente por ello, cuando observemos un problema de estas características el primer paso será acudir al pediatra para que él diagnostique la afección correspondiente y disponga el tratamiento más adecuado. Eso sí, existen algunos trucos que podrían ayudarnos a prevenir y aliviar algunas de estas molestas alergias.

8 consejos para cuidar la frágil y sensible piel del bebé

1. Elige ropa elaborada con tejidos naturales (algodón, hilo…) sobre todo si se trata de la ropa interior del bebé. Al fin y al cabo, ésta será la que se encuentre todo el día en contacto con la piel del niño.

2. Lava a tu bebé siempre con agua tibia (la demasiado caliente no es buena) y las esponjas suaves. Aunque parezca mentira, durante los próximos meses de vida de nuestro hijo éstos serán nuestros mejores aliados cuando llegue el momento del aseo diario.

3.  Utiliza un jabón con pH neutro porque los normales son demasiado abrasivos para la piel del bebé.

4. Evita utilizar los polvos de talco. Hoy se encuentra científicamente demostrado que este tipo de productos no sólo no previenen ni curan las dermatitis sino que, por el contrario, resecan demasiado la piel del niño.

5. Cuida de que el pañal y las braguitas no le oprimen. Si los ajustamos demasiado podríamos estar provocando una rozadura sin darnos cuenta.

6. Evita utilizar la misma esponja o material de baño para todos los niños en casa. Este podría ser un foco de constantes infecciones.

7. Conviene hacer una colada para la ropa del bebé. Así podrás utilizar un jabón especial para bebés sobre todo durante los primeros meses. Los normales podrían dañar la delicada piel de nuestro pequeño por mucho que aclarásemos su ropita.

8. Cuidado con los suavizantes. Al incorporarse al tambor de la lavadora tras el aclarado suelen quedarse impregnados en la ropa, lo cual podría ser una auténtica fuente de irritaciones para nuestro bebé.

Tras el baño diario, seca su delicada piel con una toalla esponjosa evitando frotar. La mejor forma de secar la piel de nuestro bebé es a base de golpecitos suaves y repasando varias veces no sólo los pliegues de las ingles sino también el cuello y las axilas pues estas son, precisamente, las zonas más propensas a quedarse húmedas.

Marisol Nuevo Espín

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