Categorías:

Perfeccionismo en padres, cuando la exigencia es con uno mismo

Tabla de contenidos

La llegada de los hijos significa la llegada de nuevas responsabilidades. Una de las más importantes es la de conseguir que los más pequeños se conviertan en una buena persona y hacer que su futuro sea lo mejor posible. Por ello, a través de la crianza y la transmisión de valores se intenta poner la base que significará el porvenir de los niños del mañana.

Pero, ¿qué ocurre cuando los padres quieren que todo salga perfecto? ¿Qué sucede cuando la primera exigencia que hacen es a ellos mismos? El perfeccionismo nunca es una buena consejera ya que, aunque se esté haciendo bien una labor, el sentimiento es todo lo contrario: queda mucho por hacer. Así lo explica Carlos Rodríguez Sánchez, psicólogo, quien advierte del riesgo del síndrome del impostor.

El síndrome del impostor en padres

El síndrome del impostor es un sentimiento que genera duda en quien lo atraviesa. Estas preguntas sobre si se está haciendo bien, o no, una tarea en concreto genera gran nivel de inseguridad e incompetencia, pese a que es evidente que se poseen las capacidades y que se han alcanzado determinados objetivos. Estos sentimientos persisten y hacen que se viva en constantes preguntas sobre si se está haciendo todo bien.

En el caso de los padres, tanto hombres como mujeres son susceptibles de desarrollar el síndrome del impostor. Esto puede hacer que aparezcan diversos conflictos familiares, surgiendo críticas constantemente hacia la crianza que se está brindando a los hijos. Un estrés que termina por alterar el buen desarrollo de los pequeños. Curiosamente, el perfeccionismo es el que termina por hacer que las cosas hacen como uno nunca desearía.

Esto provoca que tanto padres como madres no sepan afrontar el reto tan precioso que es la crianza de los hijos. Por ello se pierde un proceso único, gratificante y emocionante. Es cierto que existirán dificultades, dudas, miedos, dilemas, incertidumbres, estrés y otros aspectos difíciles de afrontar. A eso hay que sumar la presión de ser perfectos en el cuidado de los niños.

Enfrentarse al perfeccionismo en la maternidad

La crianza significa pensar que los niños precisan de tiempo con los padres. Es el primer momento en el que empezar a crecer y nunca será todo perfecto. Hay que aceptar la propia torpeza y aprender de los errores cuando no se comprenda algo, o en los momentos en donde no se haya conseguido satisfacer una necesidad en concreto de los hijos.

La crianza de los hijos es una actividad agotadora y generadora de altos niveles de estrés. Por ello hay que aceptar que cometer errores es algo normal durante todo este proceso. No hay que castigarse por ello, sino seguir creciendo en consonancia con la situación, una motivación por ser mejores que nunca hay que confundir con el perfeccionismo.

Damián Montero

Te puede interesar:

Frenos a la psicomotricidad infantil: abuso de tronas, sillas y dispositivos

Desarrollo psicomotriz en niños

– Psicomotricidad gruesa, ejercicios para niños de 2 a 4 años

Otros artículos interesantes