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Ojo con su vista: pruebas oftalmológicas a medida para tu bebé

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Aunque parezca sorprendente, el 75% de los recién nacidos son hipermétropes y pueden llegar a alcanzar hasta una y dos dioptrías; el 71% de los lactantes tiene astigmatismo y un 20% de los niños prematuros padecen miopía llegando hasta 8 y 10 dioptrías, según un estudio realizado por el Centro de Optometría Internacional. Pero por alarmantes que nos resulten estos datos, “todos los niños al nacer son hipermétropes, hecho que va ligado al tamaño de su globo ocular”, afirma

Tu hijo al nacer, pasa por manos del pediatra que le realiza una serie de pruebas, entre ellas las que hacen referencia a la vista para comprobar si existe algún síntoma de inmadurez ocular. Como cualquier otro bebé, será hipermétrope debido al pequeño tamaño de su globo ocular. Con el crecimiento, sus ojitos también lo harán y acabará compensándose este desajuste.

Los prematuros tienen más problemas

Cuando un bebé es prematuro o pesa por debajo de , todas las clínicas están obligadas a realizarles una revisión específica de los ojos, pues está demostrado que cuanto mayor es el grado de prematuridad, el nivel de miopía es superior por lo que la visibilidad de lejos puede llegar a ser muy escasa. “Hay niños que llegan a tener 20 dioptrías”, apuntan los expertos, que advierten que es el grupo de bebés más conflictivo y el que más tratamiento requiere.

En este sentido, los oftalmólogos alertan de la escasa conciencia social sobre la importancia de realizar revisiones de la vista a los bebés. En los primeros doce meses de vida se pueden detectar muchos problemas visuales de astigmatismo, miopía e hipermetropía que si no se corrigen a tiempo pueden degenerar con cualquier modo, es alrededor de los tres años cuando todos los niños deberían pasar por una revisión oftalmológica.

Cuándo hay que llevarlos al oftalmólogo

Existen unas señales de alarma que en caso de ser detectadas, nos indican que debemos llevar al bebé con urgencia al oftalmólogo:

En el último caso, lo normal será que le hagan revisiones periódicas por lo menos hasta los 5 ó 6 años. La mancha blanquecina puede ser síntoma de una catarata congénita; ésta se quita mediante una operación en la que, si fuese necesario, se le coloca al lente intraocular, aunque estas patologías son las menos frecuentes.

Si el niño desvía un ojo puede que tenga estrabismo y será un buen momento para corregir este defecto con gafitas adaptadas a su edad, que no le producen molestias y sí una rápida adaptación.

En caso de lagrimeo de los ojos o de conjuntivitis de repetición, significa que el bebé tiene una obstrucción de la vía lagrimal. Los expertos recomiendan solucionarlo antes de los 6 meses sondándole dicho lagrimal. Es un proceso que dura apenas unos minutos y que dejarlo para más adelante, puede provocarle otros problemas menos fáciles de resolver.

¿Qué pruebas pueden realizarle?

Al ser tan chiquitín, puedes preguntarte qué tipos de pruebas le van a hacer. Las más habituales que realizan los oftalmólogos para descartar una importante patología en el ojo son las siguientes:

– Medición del tamaño del globo ocular.

– Comprobar que anatómicamente el ojo está correcto.

– Ver si tiene cataratas congénitas.

– Medición de la tensión ocular para descartar un glaucoma congénito.

– Comprobar que es normal su retina.

Consejos para controlar el desarrollo visual de tu bebé

Un buen desarrollo visual va ligado a un óptimo desarrollo neurológico, por lo que es bueno que realices con tu hijo, ejercicios de estimulación temprana.

El desarrollo motor es muy importante para el área visual, por ello el bebé debe pasar por todas las etapas: desde el reptado, hasta el gateo para finalmente acabar andando. Los especialistas resaltan la importancia de que los niños gateen, ya que la supresión de esta fase puede suponer un retraso en su desarrollo visual.

Lo que más influye en los defectos de la vista son los factores genéticos y los factores ligados a la prematuridad. Si alguno de los padres padece defectos visuales, comentarlo al pediatra para prevenir cuanto antes, posibles anomalías.

Si observas alguna señal de alarma mencionada más arriba, o cuando tu hijo comience a gatear compruebas que se choca más de lo normal, obsérvalo durante unos días y no dudes en acudir al especialista. Un defecto que puede corregirse en esta etapa, podría degenerar en otros más complicados de no abordarlos a tiempo.

Ana Aznar
Asesoramiento: Dra. Pilar Rojo. Jefa de la Unidad de Oftalmología de la Clínica Ruber Internacional

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