Dicen que los niños crecen durmiendo, y algo de cierto hay en el dicho popular. El sueño del bebé de 0 a 6 meses pasa por diferentes fases. Durante sus primeros días, el recién nacido tan sólo tiene dos necesidades básicas: comer y dormir. Y las manifiesta a su libre albedrío, hasta el punto que puede provocar un serio estrés en padres inexpertos.
El sueño del bebé, durante estos primeros días, necesita ante todo paz y serenidad a su alrededor, mientras su organismo se va habituando a desenvolverse fuera del seno materno. Y una de las formas de ayudarle será proporcionándole rutinas, sujetando su entorno a unos horarios bien definidos, en los que él pueda ir distinguiendo la noche del día, la mañana de la tarde… sintiéndose así más seguro y confiado.
A medida que va creciendo y ya durante los primeros meses de vida, lo habitual es que los bebés pasen la mayor parte del día dormidos. Poco a poco, el mundo que les rodea les interesará más y más, y esas horas de sueño del bebé se irán reduciendo.
El sueño del bebé hasta los tres meses
Hasta el tercer mes no será posible, en cualquier caso, que el bebé se habitúe a un horario de sueño o de comidas, y entonces podremos ya ponernos a trabajar para que sus horas coincidan -más o menos- con las del resto de la familia.
Hasta este momento, solo podremos estar pendientes de lo que necesita, que suelen ser 7 u 8 tomas diarias. Los pediatras aconsejan ser muy flexibles durante esta primera etapa con los horarios de las tomas, sobre todo, si éstas son de pecho. Una buena fórmula es esperar a que el bebé pida alimento para dárselo, es decir, la lactancia materna a demanda es lo que aconsejan los pediatras. Suele ser normal que exista un intervalo entre 2 y 4 horas durante el día y de hasta 6 u 8 por la noche entre toma y toma. En cualquier caso, cada bebé lleva su ritmo y poco a poco se irá regulando.
Es posible que, en alguna ocasión, el sueño del bebé se altere porque se despierte en una franja no habitual y sin ningún motivo, en cuyo caso debemos hacer lo posible por calmarle, sin encender la luz, hablando bajo…
El sueño del bebé tras los tres meses
– Entre los 3 y los 6 meses, las tomas se reducen a cinco, y ya podemos empezar a «jugar» con ellas para adecuar el horario del recién nacido al del resto de la familia, espaciando sus tomas progresivamente.
– Durante este periodo dormirá unas 17 horas al día, de las que un mínimo de 7 deben ser seguidas, y las demás se distribuirán en siestas a lo largo del resto del día.
– Mientras duren las tomas nocturnas, es aconsejable que el padre y la madre se turnen. Si el bebé continúa con la lactancia materna puede ser más fácil tener la cuna junto a la cama para facilitar las tomas.
– Para suprimir la toma de la madrugada, tendremos que buscar un momento de cierta estabilidad en sus horas, y empezar a sustituirla por un poco de agua, para calmarle. Si el bebé está engordando con normalidad, y pasa ya de los 3 meses, lo habitual es que este truco del agua pueda desaparecer, a lo sumo, en una o dos semanas.
– Para ir alargando el periodo de sueño nocturno, también podemos ir recortando sus siestas diurnas muy poco a poco, y gradualmente: cada día le despertaremos unos minutos antes, por ejemplo. Otra idea será procurar que la última toma del día sea más abundante.
– Para que el niño distinga la noche del día, los rituales serán nuestros principales aliados. Mantener siempre el mismo orden secuencial -baño, cena, nana, cuna- será una ayuda inestimable, y pequeños actos como bajar la persiana o poner música clásica y tranquila también pueden resultar muy útiles, para que distinga las horas de sueño, así como darle las tomas nocturnas hablándole en voz baja, con sigilo, y poca luz.
Consejos para que tu bebé duerma
– Para ayudarle a conciliar el sueño, procuraremos siempre mecerlo sobre el hombro izquierdo. Percibir los latidos de nuestro corazón le hará sentirse más sereno.
– Más paciencia si por etapas, el sueño del bebé se ve alterado por distintas causas como la dentición, el traslado de habitación, algún cambio en las rutinas… Cuando concurran, tendremos que compensarla con más cariño y atención, y procuremos tener paciencia.
– Usa un mono-pijama para los bebés inquietos en la cuna, que se mueven mucho dormidos. Así evitarás posibles enfriamientos y catarro.
– Crea un ambiente relajado en el hogar, que favorezca el descanso del bebé. No es necesario andar de puntillas ni dejar de pasar la aspiradora.
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