El sueño del bebé es muy importante para el descanso de los padres. Sin embargo, según un estudio realizado por la Sociedad Española del Sueño (SES) en colaboración con Dodot, 1 de cada 4 bebés no consigue dormir toda la noche de un tirón. Además, el 60 por ciento de los bebés tiene dificultades para quedarse dormido y despertares frecuentes.
Aunque durante los primeros meses de vida es normal que los bebés se despierten cada tres horas para alimentarse y que no sigan un patrón de sueño regular, el 70 por ciento de los padres afirma sentirse preocupado por el sueño del bebé, ya que cuando el bebé no duerme puede alterar completamente el ritmo de vida de toda la familia.
Los métodos que utilizan los padres para que su bebé concilie el sueño son el chupete, seguido por el peluche o los muñecos, aunque al final cada padre recurre a su propio truco para que el bebé se quede dormido en función de su carácter o los gustos del propio niño.
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El sueño del bebé y su desarrollo cognitivo
El sueño es esencial para la vida y la salud del hombre y, por eso, cuando existen alteraciones afectan al comportamiento del organismo y también a la conducta. Los bebés acusan especialmente esta falta de sueño mostrándose más irritables e hiperactivos.
Durante el primer año de vida, el bebé pasa la mayor parte del tiempo dormido. Aunque el bebé realiza poca actividad, su cerebro registra una actividad muy alta que tiene un enorme impacto en todas las funciones del niño, incluido el desarrollo cognitivo y psicomotor.
Los últimos estudios realizados sobre el sueño del lactante confirman que los niños que duermen correctamente tienen un mayor desarrollo mental. Incluso se ha observado que los niños prematuros presentan una estructura anómala del sueño tienen un peor desarrollo intelectual con un año de edad que otros prematuros con un sueño normal. También se ha observado que los trastornos neurológicos de los niños están relacionados con una peor calidad del sueño.
El sueño influye en el temperamento del bebé
El temperamento del bebé está condicionado genéticamente y, en él influyen además las condiciones del entorno como es el caso del sueño. Numerosos estudios han encontrado relación entre la falta de sueño en los niños y bebés y un carácter difícil o un comportamiento irritable. Cuando la normalización en el patrón de sueño se estabiliza, los bebés incrementan su adaptabilidad y muestran una mayor relación de apego y una menor capacidad de distracción.
Los bebés y los niños pueden aprender a dormir
Entre los consejos que ayudan a enseñar a dormir a los bebés, el doctor Diego García Borreguero, Presidente de la Sociedad Española del Sueño, destaca:
1. Sincronizar el ritmo de sueño y vigilia del bebé con el ciclo noche-día. Se debe enseñar desde el primer día a distinguir entre el día y la noche: actividades con luz, reposo y sueño, sin luz.
2. Los horarios deben ser regulares y el sueño debe estar precedido por actividades rutinarias. El baño, la cena, el cuento, la nana* son algunos rituales que deben seguirse para conciliar el sueño del bebé.
3. El niño debe aprender a conciliar el sueño sólo en su cuna desde el principio para que no reclamen los brazos para quedarse dormidos.
Siestas y despertares nocturnos
Hasta los tres o cuatro años, muchos niños necesitan dormir la siesta todos los días. Transcurridos los 3 primeros meses de vida, el bebé suele realizar una siesta por la mañana y otra por la tarde. A medida que el niño crece necesita menos siestas y a partir de los 18 meses ya no suele dormir por la mañana.
Cuando suelen despertarse por la noche, lo más recomendable es tranquilizarles y calmarles, procurando encender sólo una luz tenue, hablar en voz baja y evitar actividad física que pueda desvelar al bebé.
Marisol Nuevo Espín
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