Actualizado 22/06/2022 09:54

El reto de aprender a estar en la cuna

Bebé jugando en la cuna
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La educación de los niños se puede empezar desde el primer día de vida del bebé. La cuna es un entorno perfecto para fomentar algunos hábitos educativos, aunque en ocasiones, los padres consideran erróneamente que no es posible iniciar el proceso educativo hasta que el bebé tenga cierta capacidad de razonamiento.

Lo cierto es que una buena parte de la educación, sobre todo en la primera infancia, se adquiere por repetición, y no por razonamiento. Y los procesos de repetición con los que se consiguen posteriores hábitos comienzan desde el primer día.

El día a día del bebé se compone de muy pocos elementos sobre los que se puede trabajar algún tipo de educación, sin embargo, se puede incidir en todos ellos para ir poniendo las bases con las que después se conseguirán importantes valores. Uno de estos elementos es la cuna y uno de las principales metas de las familias es el reto de que el bebé pueda aprender a estar en la cuna despierto.

Cómo empezar a educar al bebé desde la cuna

Los recién nacidos pasan la mayor parte del tiempo dormidos. Cuando están despiertos, lo están para comer, recibir un baño, y quizá llorar un rato presa de los gases. Cada vez irán aumentando los momentos de vigilia, pero la cuna es la gran protagonista en esta etapa de la vida.

Si el modelo de cuna elegido es el adecuado, si cuenta con las medidas de seguridad necesarias (barrotes a distancia menor que el tamaño de la cabeza, chichonera acolchada, somier de altura regulable) y con un colchón cómodo, el bebé no tiene por qué estar a disgusto en su cuna, puesto que la posición tumbada es buena.

Los padres entienden esta circunstancia cuando el recién nacido duerme, pero suelen pensar que no deben dejar al bebé en la cuna cuando está despierto. Sin embargo, dejarlo por un tiempo despierto en su cuna es una buena manera de comenzar a trabajar dos hábitos imprescindibles: la paciencia y la autonomía.

Al igual que ocurre con otros hábitos, si se practica desde el primer día no planteará ningún problema al bebé. Sin embargo, si los padres acuden con urgencia a la habitación en cuanto escuchan el más mínimo signo de que el bebé no duerme, le estaremos enseñando que la cuna no es lugar para estar despierto.

Adquirir esta costumbre de permanecer en la cuna será especialmente útil para padres e hijos a medida que crezcan, puesto que en ocasiones les puede costar más conciliar el sueño o, sencillamente, en un momento determinado los padres no pueden atender al pequeño por unos minutos. Si están acostumbrados a jugar en su cuna, un entorno conocido y seguro, no tendrán problema en permanecer en ella.

Alicia Gadea

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