Muchas veces se dice que los padres y las madres educan de forma diferente a sus hijos: mientras unas solo les hacen carantoñas, los otros les hacen bromas, que ellas se centran más en la limpieza, y ellos en los juegos… y así un largo etcétera. Y lo cierto es que tiene parte de verdad: los padres y las madres tratan diferente a sus hijos, y eso es bueno en el crecimiento de los niños.
Según un estudio elaborado en la Universidad del estado de Washington, en Estados Unidos, que ha medido las diferentes formas que tienen los padres de hablar a los hijos, las madres tienden a poner un «tono de bebé» que les transmite bondad, mientras que los padres tratan a sus hijos como «adultos pequeños», lo que puede convertirse en un «puente» al mundo real.
Esta interesante investigación ha analizado cientos de conversaciones familiares entre padres, madres y sus pequeños en edad preescolar. Todos llevaban micrófonos, y sus interacciones del día a día han sido recogidas para el estudio.
Diferencias entre padres y madres
Los investigadores encontraron las diferencias más comunes entre padres y madres: ellas usan un tono más alto y variado para hablar con sus hijos que el que utilizan para hablar con el resto de adultos, mientras que los padres hablan a sus pequeños con un tono muy similar al que utilizan para mantener conversaciones con otras personas.
Esto no significa que todos los padres «fallen» a la hora de acercarse a sus pequeños, es más, según los autores de la investigación, esta diferente forma de tratar a los niños puede ayudarles a enfrentarse a diferentes situaciones y lenguajes conforme los niños se hacen mayores.
Además, el hecho de que los padres utilicen un tono más cercano con sus hijos no significa que no se acerquen a sus pequeños de alguna forma más cercana a su edad. Por ejemplo, usando vocabulario más simple o cambiando el volumen o la duración de lo que les dicen.
«Creemos que quizá los padres están haciendo cosas que son propicias para el aprendizaje de sus hijos pero de forma diferente», aseguran, al tiempo que añaden: «los padres son complementarios al aprendizaje de la lengua de los niños».
Ángela R. Bonachera
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