La lactancia materna es el antídoto natural para prevenir a tu hijo de algunos problemas de salud. Es el alimento ideal para el desarrollo de los niños por tener todos los componentes necesarios para cada etapa, además presenta numerosos beneficios para su sistema inmunológico y para su salud a largo plazo.
Los beneficios que la leche materna aporta a la salud de los niños son muchos: defensa contra el riesgo de muerte súbita infantil, previene contra numerosas alergias, contiene anticuerpos para prevenir virus, su uso tópico contra la dermatitis atópica… Estudios recientes han demostrado que tiene también gran influencia en el desarrollo de la inteligencia.
Efectos de la lactancia en la inteligencia del bebé
La lactancia materna mejora el desarrollo del cerebro, lo que aumenta el intelecto a la vez que promueve su capacidad de socialización. Los niños amamantados presentan además menos síntomas de estrés.
Está demostrado que la leche materna está vinculada con el nivel de coeficiencia intelectual, así permite el mejor desarrollo de algunas destrezas. Por ejemplo, los niños que no recibieron la lactancia materna tardan más en aprender a gatear y a caminar que aquellos que la tomaron hasta por lo menos los 6 meses.
Sin embargo, resulta difícil determinar con precisión qué ofrece mayor beneficio para el niño: los nutrientes que se encuentran en la leche materna o el contacto piel a piel y la unión asociada durante la lactancia. «Tal vez la combinación de contacto físico y los nutrientes más adecuados para el crecimiento y desarrollo del cerebro están implicados en la mejora neurocognitiva y los resultados de adulto de los niños alimentados con leche materna», concluyen los investigadores de un estudio publicado en Archives of Disease in Childhood.
Los niños amamantados son más sociables
Por medio del estudio publicado en Archives of Disease in Childhood se concluyó que la leche materna influye en el intelecto y en la socialización. Para llegar a estas conclusiones, su estudio se basó en lo siguiente:
Se estudiaron los cambios sociales que se produjeron en dos grupos de personas, unas nacidas en 1958 y otras en 1970. Los investigadores preguntaron a las madres de las personas de ambos grupos, cuando estas tenían 5 o 7 años, si les habían dado el pecho.
Significativamente, menos niños fueron amamantados en 1970 que en 1958, y se descubrió que los niños que habían sido amamantados tenían más probabilidades de haber subido en la escala social que los que no habían sido amamantados, lo que significaba que los niños de 1958, por ser más los niños amamantados, tenían más probabilidades que los de 1970.
La evidencia sugiere que la lactancia materna aporta beneficios a la salud de una amplia gama a largo plazo y que las ventajas persisten en la edad adulta.
Ana Vázquez Recio
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