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La incubadora y el método canguro, vitales para los bebés prematuros

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Las incubadoras se encuentran en las unidades de neonatología donde además de éstas podemos encontrar cunas térmicas y otras normales donde el profesional sanitario atiende a los recién nacidos con problemas. En este lugar, donde se respira un ambiente tranquilo y tierno, los bebés prematuros permanecen atendidos y vigilados las veinticuatro horas del día.

La incubadora, esencial para la supervivencia del bebé prematuro

¿Qué es lo que le proporciona la incubadora al bebé prematuro? Pues fundamentalmente calor y humedad, necesarios para proteger la piel extremadamente fina que tienen sobre todo los prematuros los primeros días de vida.

Las incubadoras son aparatos que aíslan a los bebés del entorno previniéndoles de gérmenes. No están totalmente cerrados porque tienen varios agujeros donde se introducen una serie de tubos que nos permitirán proporcionar al bebé prematuro oxígeno, alimentos y la medicación adecuada. La mayoría de las incubadoras tienen seis ventanas a través de las cuales puedes tener contacto con el bebé.



Los niños están monitorizados, es decir, una serie de cables van a transmitir en una pantalla, la frecuencia cardiaca y respiratoria, el electrocardiograma y la saturación de oxígeno de la sangre del niño. También se pueden monitorizar otras áreas dependiendo de la gravedad como puede ser la tensión arterial.

El «Método Canguro», el mejor cuidado para tu bebé prematuro

Las crías de los canguros nacen en estado embrionario, por lo que deben vivir en la bolsa marsupial de su madre donde, calentitos, seguros y con muchos cuidados, se desarrollan unos meses hasta que pueden salir al mundo exterior. De este peculiar hecho que tiene lugar en la naturaleza toma su nombre el Método Canguro.

Basado en el contacto piel con piel entre el niño y la madre o el padre, es una práctica que se descubrió por casualidad y que mejora sensiblemente la evolución de los niños prematuros hospitalizados. Se realiza junto a la incubadora o cuna del bebé en el hospital, con la madre o padre sentados en una silla cómoda sosteniendo al niño contra el pecho. Se cubre al niño con una manta y el padre o madre se descubre el pecho para que el contacto piel a piel sea total. Es importante que se realice por lo menos durante una hora y media diaria para que el bebé pueda alcanzar la fase de sueño profundo.

Favorece la estimulación y la formación de un vínculo afectivo entre los padres y el bebé; es muy beneficioso para la madre que amamanta a su hijo, ya que crea un ambiente muy propicio para que el niño pueda mamar con facilidad. Los niños «canguro» reciben antes el alta y lloran menos a los 6 meses de edad, que los que estuvieron en incubadora sin contacto. También se puede observar que regulan mejor la temperatura, tienen una respiración más controlada y duermen más relajados.

«Edad corregida» en los primeros años para los bebés prematuros

La «edad corregida» es la edad que el niño prematuro habría tenido si hubiera nacido en la fecha de parto estimada inicialmente. Se utiliza para evaluar al niño durante los tres primeros años de vida, comparándolo con los niños nacidos a término para así valorar las desviaciones de una manera más realista. Es decir, si un prematuro nace de 28 semanas, se restarán unos tres meses y cuando tenga 18 meses se le comparará con los niños de 15 meses para valorar si ha adquirido las destrezas propias de esta edad.

El bebé prematuro necesita atención especializada

Los problemas médicos de un bebé prematuro varían muchísimo en función de cada niño y su evolución durante los primeros meses. Suelen ser más importantes cuanto menor haya sido la edad gestacional o semanas de embarazo. Los problemas inmediatos para los grandes prematuros suelen ser nutricionales, pulmonares, neurológicos, cardiológicos, oftalmológicos, etc. También en algunos casos tienen que enfrentarse a trastornos de aprendizaje, dislexias, hiperactividad o déficit de atención. A menudo, los padres tienen que acudir a numerosos especialistas y revisiones médicas y siempre es conveniente que los niños vean a un especialista en atención temprana, donde observarán su desarrollo y aplicarán tratamientos específicos de estimulación, fisioterapia o logopedia.

El 20% de los prematuros padece algún tipo de anomalía vascular

Según el Dr. Pablo Boixeda, dermatólogo en el Hospital Ramón y Cajal de Madrid, las anomalías vasculares afectan al 3% de los recién nacidos, pero si lo trasladamos a niños prematuros, el porcentaje se dispara hasta el 20%. La patología vascular que más incidencia tiene en los niños es el angioma vascular seguida muy de cerca por las arañas vasculares. Entre la 6º y la 8º semana el crecimiento de estas patologías es más rápido. Por este motivo, se recomienda visitar al dermatólogo ante el primer indicio, ya que tratarlas cuando los niños son más mayores es más difícil, se vuelven resistentes, aunque el tratamiento sigue siendo muy efectivo.

Cristina Murcia
Asesoramiento: Dr. Pablo Boixeda, dermatólogo en el Hospital Ramón y Cajal de Madrid

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