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Cómo evitar la mastitis durante la lactancia materna

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Cómo evitar la mastitis durante la lactancia
Foto: ISTOCK Ampliar foto

La mastitis es una de las grandes preocupaciones de las madres que deciden dar lactancia materna a sus bebés. Cómo prevenirla y, en el caso de que aparezca, cómo tratarla es una de las primeras inquietudes que afloran. Es normal que las mamas presenten una cierta hinchazón tras el parto y aumente la sensibilidad entre el segundo y sexto día postparto.

¿Qué es la mastitis?

Esta ingurgitación o congestión mamaria que se produce en ambas mamas ocurre cuando las mamas producen más leche que la que el bebé es capaz de extraer, aumentando en ambos en tamaño y provocando dolor. Una de las soluciones para resolver la ingurgitación mamaria es la aplicación de calor local previo a las tomas para facilitar que la leche fluya; la lactancia a demanda, siendo normal que la demanda sea cada hora y media a dos horas y después de la toma, la aplicación de frío local. Generalmente estos síntomas desaparecen a las 48 horas.

En ocasiones, se pueden producir obstrucciones, también conocida como mastitis no infecciosa cuando uno de los conductos de un pecho se tapona y la leche queda retenida. Es una inflamación que afecta sólo a una mama y no a toda la glándula sino sólo a uno (o varios) de sus lóbulos. El tratamiento es el mismo que para la ingurgitación: masaje, amamantar con frecuencia, valorar que la postura de amamantar sea la correcta, aplicar frío entre tomas, si eso alivia el dolor, y calor antes de la toma.



 

La mastitis infecciosa durante la lactancia materna

Hay que diferenciar la ingurgitación mamaria de la mastitis, que suele ser infecciosa y se produce por un estancamiento de la leche en los conductos de una mama y su infección causada por microorganismos bacterianos. Los casos de mastitis infecciosa que tienen lugar durante el período de lactancia materna no se suelen producir en etapas tempranas de la lactancia sino que son de aparición más tardía.

Las principales causas de este estancamiento pueden ser:
– Un mal enganche del niño al pecho por lo que éste no se vacía adecuadamente.
– Grietas en los pezones por mal enganche.
– Disminución del número de tomas y de la duración de la lactancia

La mastitis infecciosa, tal y como su nombre indica, se produce cuando existe una infección de los conductos glandulares de la mama. Las heridas o grietas en el pezón son puntos de entrada para las bacterias, provocando una infección que hace que la zona del pecho se inflame y cierre los conductos de la leche. Este tipo de mastitis genera unos síntomas claros como fiebre, escalofríos, malestar general, decaimiento, dolor en el pecho e incluso algunas veces los síntomas son visibles ya que puede aparecer una hinchazón en el pecho, enrojecimiento y calor localizado.

¿Cómo se puede evitar la mastitis durante la lactancia?

Lo más importante es el correcto vaciado de las mamas, además de:
– Realizar tomas más frecuentes y a demanda, sin horarios preestablecidos.
– En cada toma ofrecer una mama y no dar de la otra hasta que no quede completamente vacía.
– Aplicar calor 10 minutos antes de la toma ya que esto facilitará la dilatación de los conductos y será más fácil que se vacíen. Tras la toma, aplicar frío para aliviar el dolor y disminuir la inflamación. No se debe aplicar frío o calor directamente sobre la piel, porque puede producir quemaduras, hacer sobre un paño o pañuelo.
– Analgésicos y antiinflamatorios si fuesen necesarios.
– Antibióticos. No automedicarse, en caso de que sospeches que tienes una infección acude a tu médico para que valore el tratamiento adecuado.

¿Puedo amamantar con mastitis?

Sí, efectivamente la mastitis no supone ningún peligro para el bebé. De hecho suspender la lactancia, además de innecesario, puede ser perjudicial. Un destete brusco puede aumentar el riego de que se produzca un absceso (acumulación de pus), que requeriría intervención quirúrgica.

Myriam Viudes. Matrona del Hospital La Milagrosa de Madrid

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