El colecho es la costumbre de que los padres y el bebé compartan la cama por las noches. Esta costumbre ha sido habitual en todas las culturas desde tiempos inmemoriales, pero a partir del siglo XIX se comenzó a perder esta costumbre en Europa. Ahora numerosos colectivos pretenden concienciar a los nuevos padres sobre sus beneficios para recuperar la costumbre del colecho.
Casi en la memoria queda ya la publicación en el año 1978 del libro The Family Bed, de Thine Thevenin, donde la cama se presentaba como el medio ideal para instaurar la lactancia materna en el recién nacido y estrechar vínculos con el bebé. En la actualidad, el colecho empieza a ganar adeptos, no por problemas de espacio como antes. Aunque los bebés tengan cuna y habitación propia, muchos padres ya conocen las recomendaciones de numerosas instituciones sanitarias que «recomiendan que los niños recién nacidos y hasta al menos los 6 meses duerman acompañados, es decir, practiquen el colecho. Existen casi 1.000 estudios científicos que recomiendan su práctica incluso más allá de los 3 años», explica Ana Villaseca, fundadora de Amarsupiel.
«El niño no está preparado para dormir separado de los padres, ésta ha sido una tendencia relativamente nueva ya que a lo largo de la historia y en casi todas las culturas, lo natural siempre ha sido dormir todos juntos», añade esta experta.
5 beneficios del colecho para los niños
El colecho aporta diversos beneficios tanto a los niños como a los padres que lo practican. Ana Villaseca nos explica cuáles son las principales ventajas del colecho:
1. El niño aprende a dormir tranquilo. Ganar la confianza y la tranquilidad de poder dormir sin que suponga un estado de miedo e inseguridad en el niño puede llevar años. «Si esa transición se realiza de una forma tranquila, aumentando su seguridad, permaneciendo juntos en la noche hasta que el niño no lo necesite, un día se marchará con asertividad y sin miedo a su propia habitación, habiendo trabajado un apego y un vínculo seguro», explica la fundadora de Amarsupiel.
2. Mayor calidad de sueño del bebé. Los bebés que duermen con sus padres lloran menos que los bebés que duermen solos. Por tanto, su nivel de bienestar mientras duermen es mayor, además de fomentar buenos hábitos de sueño.
3. Favorece la lactancia materna. Amamantar es sencillo durante la noche si el bebé está al lado de la madre. «Simplemente, si es pequeño, habrá que ayudarle acercándolo al pecho y, más adelante, él mismo se aproximará al pecho y mamará lo que necesite sin apenas despertar a la madre», sostiene la fundadora de Amarsupiel.
4. El descanso de los padres es mayor. Gracias al colecho, los padres pueden atender a los hijos sin necesidad de levantarse físicamente de la cama. «Además, aunque los bebés que duermen junto a sus madres se despiertan más veces para mamar, el tiempo que pasan despiertos es más breve, por lo que el descanso del bebé y la madre es mayor», afirma Ana Villaseca.
5. Fortalecimiento del vínculo paterno-filial. El vínculo entre los padres y el bebe se fortalece, ya que se recupera tiempo de estar juntos cuando por el día se pasan jornadas completas de trabajo. El colecho les ofrece una oportunidad de recuperar ese tiempo perdido y compartir más contacto físico y emocional.
«El 90% de los niños de todo el mundo duermen acompañados, las sociedades occidentales son las que han incentivado a los padres a separarse de forma prematura de sus hijos durante la noche a lo largo de los dos últimos siglos. Hoy son muchos los profesionales e instituciones sanitarias que recomiendan que se retome la vieja costumbre de dormir con ellos», concluye Ana Villaseca, fundadora de Amarsupiel.
Marina Berrio
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