El contacto temprano piel con piel consiste en colocar al recién nacido sobre el pecho de la madre nada más nacer. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), llevar a cabo esta práctica durante las primeras horas de vida el bebé tras el nacimiento puede facilitar el vínculo entre madre e hijo, mejorar la interacción entre ambos y convertirse en un aliado para instaurar la lactancia de la manera más eficaz al tiempo que es una práctica poco común.
El contacto piel con piel: una práctica poco común
Sin embargo, el contacto corporal del bebé con la madre nada más nacer es un práctica poco común en España. El protocolo hospitalario señala que la madre y el niño tan sólo tendrán un encuentro que durará unos breves segundos y acto seguido el bebé será apartado de su madre. Sin embargo, es la propia OMS la que incide en la importancia del contacto piel con piel y recomienda que los hospitales lleven a cabo esta práctica.
Actualmente, tan solo la mitad de los hospitales españoles permiten que los padres accedan a los espacios donde los recién nacidos reciben cuidados médicos durante las primeras horas tras el parto. Además, aún, solo el cuarenta y ocho por ciento de los hospitales en España permiten el acceso al centro hosìtalario las 24 horas del día mientras que un veintitrés por ciento limita el contacto de los padres con los hijos permitiendo como máximo que estos pasen juntos cinco horas diarias.
5 beneficios del contacto piel con piel
Aunque el contacto piel con piel de la madre con el niño nada más nacer es un proceso que aún encuentra diversas barreras a la hora de ponerse en práctica, existen numerosos beneficios que lo convierten en un proceso necesario tanto para la madre como para el niño:
1. Favorece el establecimiento del vínculo madre-hijo. Tras nueve meses juntos, en el momento del parto, madre e hijo establecen entre ellos por primera vez un vínculo afectivo que marca en cierta medida su relación en etapas sucesivas. Por eso, el mejor momento para que se establezca ese vínculo es justo en el instante del nacimiento, cuando madre e hijo tienen contacto físico por primera vez e inician una fase de apego que estará presente a lo largo de la infancia.
2. Facilita la lactancia materna. Situar al bebé encima de la madre nada más nacer favorece una succión espontánea y efectiva por parte del recién nacido que facilita la lactancia materna. El contacto piel con piel facilita la subida de la leche gracias al estímulo que ejerce el bebé sobre el pecho.
El bebé, por sí solo, realiza la succión al pecho facilitando así la siguiente toma y presenta así un menor tiempo para comenzar con una lactancia efectiva que otros bebés situados junto a la madre pero sin contacto físico, los cuales encuentran luego más difilcutades en el momento de realizar esa primera toma.
3. Permite la regulación térmica del bebé. El contacto piel con piel mantiene la temperatura del bebé. Cumple así la función de facilitar la regulación térmica de tal forma que la temperatura del recién nacido permanezca siempre en un rango seguro. Esta función hace que los recién nacidos colocados en contacto piel con piel con su madre se encuentren con una temperatura corporal significativamente más cálida que los bebés colocados en una cuna.
4. Disminuye el tiempo del llanto del bebé. El recién nacido que tiene contacto con su madre piel con piel nada más nacer llora durante menos tiempo que aquel que es separado de su madre desde el principio. El llanto se presenta en estas ocasiones en los recién nacidos como una forma de queja para regresar con su madre de la que le acaban de separar.
5. Disminuye la ansiedad materna y el estrés del bebé. El parto es un momento de estrés tanto para el niño como para la madre. Estar piel con piel disminuye en buena medida ese estrés permitiendo a ambos estar más relajados e ir disminuyendo los altos niveles de tensión propios del momento del parto.
Patricia Núñez de Arenas
Te puede interesar:
– Crianza con apego: las 8 claves de la crianza natural
– La lactancia materna vale la pena