La mayoría de los padres tendemos a dejar siempre una lucecita por temor a que nuestros hijos pasen miedo por la oscuridad. Por eso, es común encontrarnos en la casa de muchas familias la luz del pasillo encendida o algún dispositivo en el enchufe que ofrezca una luz tenue en la habitación del bebé. Esta costumbre se ha convertido en un hábito innecesario y perjudicial para los niños, según los expertos.
El bebé desde que nace se acostumbra a todo lo que le enseñamos. Por eso, si le dejamos una luz encendida, se acostumbrará a ella y, si a mitad de la noche no la encuentra, es posible que termine en rabieta. Se recomienda que los bebes duerman en un ambiente silencioso y oscuro desde que nacen, sin nada de luz.
Si el bebé despierta a mitad de la noche porque tiene hambre o sed, es mejor no encender las luces de dentro de la habitación del bebé. Deja que se mantenga la tranquilidad y la oscuridad en su cuarto.
En la oscuridad, segregamos la hormona melatonina, que nos ayuda a regular el rimo de vigilia del sueño. A más luz en la habitación, menor será la producción de melatonina, por lo que será más difícil poder conciliar el sueño.
La luz y la miopía en los niños
Un estudio publicado e la revista Nature y realizado por el Medical Center de la Universidad de Pensilvania y el Childen´s Hospital de Filadelfia indica que un 55 por ciento de los niños entre 2 y 16 años que han dormido con una lámpara o bombilla encendida en la edad adulta presentaban problemas de miopía en su visión, cinco veces más que entre los niños que habían dormido en la oscuridad durante su rimeros años de vida.
El estudio también determinó los siguientes resultados:
– Un 10 por ciento de los niños con edades comprendidas entre 2 y 16 años que habían dormido a oscuras hasta los 2 años de edad, tenían miopía.
– Hasta un 34 por ciento de los niños del mismo segmento de edad que durmieron con luz durante sus dos primeros años de vida, también tenían miopía, la diferencia es bastante evidente, la luz nocturna afectó a un 24 por ciento más de niños.
Los autores quieren remarcar que la luz no supone la causa directa de la miopía porque se trata de un análisis epidemiológico. Pero afirman que la ausencia de oscuridad en el sueño nocturno es un importante factor de riesgo para el futuro cuadro de miopía, ya que, en torno a los primeros años de vida el ojo se va desarrollando, por lo tanto, es más vulnerable a la luz.
En definitiva, debemos evitar el uso de la luz como herramienta para calmar y facilitar el sueño. Los niños deben de dormir a oscuras desde su nacimiento, con ello aseguraremos la salud de sus ojos y evitaremos que puedan sufrir de miopía.
Noelia de Santiago Monteserín
Te puede interesar:
– Horas de sueño: ¿cuántas necesitan los niños?
– Sueño reparador: ¿sabes cómo dormir para obtener beneficios?