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Estimulación acuática para bebés

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Una de las experiencias más emocionantes de la infancia es el descubrimiento del agua. Jugar con algo líquido, chapotear, intentar contenerla entre los dedos, flotar y la aventura de explorar de la mano segura de mamá o papá, beneficia la formación del cuerpo del bebé y el desarrollo del conocimiento del mundo en el que vive.

El valor de la estimulación acuática para bebés es muy alto y el agua es un medio idóneo que debemos aprovechar, a partir de los 4 meses, tanto en las piscinas de verano y como en piscina de invierno climatizada e ionizada, especialmente indicada para la delicada piel del bebé, a una temperatura de 32 ºC. Las sesiones de estimulación acuática para bebés deben ser de 30 minutos y es muy importante el refuerzo positivo. Si el bebé no está a gusto no se le fuerza, ya que él siempre debe asociar la experiencia en el agua con algo agradable y divertido.

Beneficios que aporta la estimulación acuática a los bebés

–   Desarrollo psicomotor: el niño que aún no camina, encuentra en el agua la posibilidad de moverse.
–   Ayuda al sistema inmunológico.
–   Ayuda a relajarse.
–   Aumenta su coeficiente intelectual: los niños que hacen natación desde chiquitines, desarrollan una percepción mayor del mundo que les rodea, aprendiendo a ser más creativos y observadores.
–   Ayuda a sentirse más seguro.
–   Fortalece su sistema cardiorrespiratorio: esta actividad fortalece el corazón y los pulmones.
–   Les ayuda a socializarse: aumenta su confianza para comunicarse y desarrollarse en grupo con otros niños.

El desarrollo de las habilidades del bebé

El objetivo principal de la estimulación acuática para bebés no es hacer un curso acelerado de natación (aunque los niños terminan por aprender), sino favorecer las habilidades motoras del bebé, coordinar sus movimientos y estimular el desarrollo de su mente al descubrir un medio nuevo. Además, gracias al contacto permanente en el agua con la madre o el padre, el pequeño consigue habituarse al agua, superar los miedos, desarrollarse física y mentalmente y disfrutar de un contacto familiar más profundo y enriquecedor.

Desarrollo intelectual del bebé

Los juegos en el agua favorecen el desarrollo del bebé a todos los niveles: motor, afectivo y cognoscitivo. En el agua, el niño se relaja, practica nuevos movimientos, fortalece su musculatura y aprende a controlar la respiración.
Además, le surgen problemas de tipo intelectual: intenta coger el agua para chuparla y explorarla, como hace con otros objetos, descubre que no reacciona igual que sus juguetes y sigue investigando; la prueba, la golpea, la coge en recipientes, salpica, se sumerge. En definitiva, desarrolla su inteligencia sensomotriz.

El agua potencia su autonomía

Desde el punto de vista afectivo, la vivencia del agua es tan fuerte que le plantea una disyuntiva interesante. Necesita de mamá más que nunca, de su seguridad y respaldo, pero, a la vez, se hace más independiente al valerse por sí mismo en un medio totalmente diferente. Si la experiencia se realiza en grupos, las relaciones con otros niños y con otras madres completan el desarrollo de la personalidad y le ayudan a socializarse.

Además, la estimulación acuática para bebés fomenta las relaciones madre-hijo/padre-hijo, al disfrutar de un tiempo planificado sin prisas, sin plazos fijos, con total libertad para que ambos se vayan conociendo, a la vez que aprenden. No es eficaz trabajar en tríos (padre-madre-niño), sobre todo en los primeros meses.
Finalmente, la estimulación acuática para bebés,demuestra el valor educativo del medio acuático e impulsa su disfrute desde el nacimiento. Tanto en los primeros baños en casa, como más tarde en la piscina, la sesión debe ser ante todo agradable, relajada y divertida.

Isabel Martín Zuriaga
Asesora: Laura Cruz. Fisioterapeuta del Centro Valle36.

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