En la estimulación temprana de los bebés se utilizan como vías de entrada de estímulos todos y cada uno de los cinco sentidos. El olfato y el gusto son los dos menos usados por los adultos, pero eso no quiere decir que no sean importantes para la estimulación de los bebés.
Al igual que ocurre con el resto de los sentidos, su uso repetido y variado crea unas determinadas conexiones neuronales que desarrollan el cerebro del bebé y le preparan para los aprendizajes posteriores.
La sensibilidad olfativa de los bebés
Los recién nacidos pueden reconocer el olor específico de la leche materna y diferenciar el olor corporal de la madre del de otra persona distinta. A las doce horas de vida, el bebé tiene ya sus preferencias olfativas. Si se le hace oler un plátano maduro, su aspecto demuestra satisfacción. Si le presentamos olores desagradables, tipo huevo podrido, hace muecas raras y se pone a chillar. Los padres debemos procurar que los olores que respire sean siempre agradables; también es adecuado llevar al niño en su cuna o silla a la cocina, mientras preparamos la comida: así podrá descubrir otros olores.
Olores que gustan a un bebé
– Leche materna
– Olor corporal de los padres
– Perfumes y flores
– Vainilla, canela, nuez moscada, chocolate
Olores desagradables para un bebé
– Productos de limpieza
– Humo del cigarrillo, puro o pipa
– Ácido cítrico (limón o naranja).
Ejercicios para la estimulación olfativa de los bebés
1. Un perfume especial
Para estimular sensibilidad olfativa del bebé, sentaremos cómodamente a nuestro hijo sobre las rodillas y le pasaremos rápidamente, durante 30 segundos, el frasco de nuestro perfume favorito bajo la nariz del niño. Esto lo haremos unas tres veces. También sirve la loción para el afeitado del padre o cualquier producto con un olor agradable.
2. Olores y palabras
Para reforzar la estimulación olfativa, podemos hablar con nuestro hijo a la vez que le pasamos bajo su nariz esencia de menta, por ejemplo. Se la pasaremos rápidamente bajo su nariz tres veces y comentaremos sus cambios de expresión en voz alta y exageradamente: «pareces contento, te gusta este olor, es muy agradable». También podemos olerlo nosotros mismos y decir «qué buen olor» a la vez que hacemos gestos expresivos.
3. Esto huele y sabe
Otro buen ejercicio que refuerza los estímulos olfativos consiste en acostumbrarnos a dar a oler al niño todo lo que vaya a tomar, antes de comenzar, nombrando además los alimentos. Podemos plantearlo como un juego, con muchos aspavientos y sonrisas para que el bebé se sienta feliz.
Así, asociamos el sentido del olfato al del gusto y se potencia la estimulación.
4. En la cocina con tu bebé
Aprovechemos que estamos en la cocina preparando la comida para llevar a nuestro bebé y capte los distintos olores, siempre agradables. La atención del bebé y sus gestos cambiarán cuando le acerquemos distintos alimentos como plátanos, naranjas o los guisos que estemos preparando.
Reforzaremos la estimulación si, a la vez, nombramos en voz alta el nombre de las comidas, los ingredientes, etc.
Beatriz Bengoechea. Psicóloga y orientadora familiar.
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