Las intolerancias alimentarias son muy diferentes de las alergias. Mientras que las alergias afectan al sistema inmunológico, las intolerancias perjudican al sistema digestivo. Saber distinguirlas es importante para abordar el tratamiento específico que debe seguir nuestro hijo/a.
Distinguir entre alergias e intolerancias
Hablamos de alergia alimentaria cuando los síntomas son derivados de problemas con la inmunidad. Las alergias alimentarias son frecuentes en el lactante y el niño pequeño. En las intolerancias alimentarias la cuestión no es que el organismo reaccione contra el alimento como si fuera una infección, sino que no es capaz de digerirlo o de absorberlo.
Las intolerancias, de cerca
Los alimentos más frecuentemente implicados en la intolerancia alimentaria del niño son la leche de vaca y el gluten. La leche se compone de varios nutrientes, de los cuales dos pueden causar intolerancia: los hidratos de carbono (lactosa) y las proteínas de la leche de vaca.
Artículo relacionado:
– Alergias e intolerancias alimenticias: adapta el entorno
En el intestino, es la lactasa la enzima encargada de descomponer la lactosa para que ésta pueda ser absorbida. El problema se da cuando la lactasa no existe, entonces se produce la intolerancia a la lactosa y por lo tanto, a la leche.
Por otra parte, la intolerancia a las proteínas de leche de vaca es un cuadro transitorio que requiere leches especiales llamadas hidrolizadas, en las que las proteínas ya están, de alguna manera, digeridas
En el caso del gluten, se trata de una proteína de reserva que se encuentra en el trigo y otros cereales como el centeno, la cebada y la avena. Este elemento daña las vellosidades que revisten intestino, lo que impide que dicho órgano digiera y absorba adecuadamente los alimentos. Como consecuencia de esto, el niño sufre una malnutrición. En este caso, nuestro hijo deberá seguir una dieta sin gluten a lo largo de toda su vida.
Atención a los síntomas de la alergia o intolerancia
Los síntomas son flatulencia, distensión y/o dolor abdominal, vómitos, rechazo de tomas, no ganancia ponderal (con síntomas de desnutrición), irritabilidad, problemas de sueño y una diarrea ácida. Los síntomas pueden a veces resultar poco específicos y que no orientan a un origen concreto, pero ante su persistencia, es obligada la consulta con el pediatra.
El tratamiento para alergias o intolerancias
El tratamiento consiste en eliminar la lactosa de la leche o el gluten de la dieta de los niños celiacos.
La lactancia artificial también puede causar intolerancia a la leche de vaca. Esta se produce normalmente antes de los 6 meses de vida, por lo que siempre que sea posible es recomendable mantener la lactancia materna como único alimento del bebé hasta esa edad. Se sabe que algunos casos se dan en lactantes que tenían lactancia materna exclusiva; esto es debido al paso de proteínas de leche de vaca que toma la madre y pasan a la leche materna.
La intolerancia a las proteínas de leche de vaca se trata con leches especiales que facilitan su digestión al bebé. Será el pediatra el que indicará la introducción y duración del uso de estas fórmulas especiales. En cuanto a los celiacos, actualmente existen en el mercado un gran número de alimentos especiales para ellos.
Consejos para lidiar con la alergia o intolerancia a los alimentos
– Que el niño rechace una comida en concreto puede ser el primer síntoma de aviso frente a una intolerancia. Observar este tipo de reacciones importante en la detección de las intolerancias.
– El factor hereditario: si tenemos antecedentes familiares en intolerancias alimentarias o nosotros mismos, los padres, presentamos alguna, las probabilidades de que nuestro bebé también la sufra son bastante altas.
– Las intolerancias no precisan tratamientos invasivos ni medicamentos, pero hemos de ser conscientes de que tendremos que educar a nuestro hijo para no caer en la tentación de bollos, chocolate y otros productos que pueden contener lactosa o gluten.
Te puede interesar:
– Inmunoterapia en bebés: lo último para tolerar la leche de vaca
– Niños con alergia a la leche