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12 ejercicios por edades para fomentar la estimulación temprana

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Hay  que comenzar desde edades tempranas a estimular su comunicación
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Para enriquecer la expresión verbal de los hijos, al menos antes de los cinco o seis años, lo mejor es dejar que se expresen, realmente, en la vida corriente. El lenguaje tiene por fin comunicar, desde hacer preguntas, hasta dar órdenes o manifestar deseos. Por ello es muy importante fomentar la estimulación verbal del niño para fomentar su curiosidad ya que así de forma natural serán ellos los que mejoren su expresión oral en el futuro con el uso de palabras nuevas.

Para fomentar la estimulación temprana es muy importante enriquecer esta experiencia en los niños. Para ello lo mejor es manejar con asiduidad la lengua, empleándola en circunstancias múltiples ya que de este modo la expresión espontánea se afina, se depura, se estructura y se enriquece. De este modo conseguiremos que los niños vayan desarrollando sus capacidades de comunicación que tan importantes son para la vuelta al cole.

Baño de lenguaje

Para trabajar en la estimulación temprana es muy importante ‘zambullir’ literalmente a los hijos en un baño de lenguaje. Es decir, que todas las actividades realizadas en común sirvan como pretexto para hablar de lo que se hace. Un buen ejemplo aprovechar la preparación la comida para narrar los pasos de la receta y decirles a los más pequeños: «Ahora haremos las patatas fritas, primero pelamos las patatas y luego las cortamos».

La estimulación verbal es básica; hay que hablar al niño y hablarle mucho (sin caer en el agobio). Siempre habrá que usar un lenguaje lo más sencillo posible. Cualquier momento del día puede ser bueno para trabar en este sentido, por ejemplo a la hora del baño, al acostar a nuestros hijos, durante un paseo, etc. Es importante alternar los momentos de estimulación y dejar que el niño hable solo para que sea él mismo quien explore libremente sus posibilidades vocales.

Ejercicios para estimular al niño en cada edad

Ya ha quedado clara la importancia que tiene estimular las capacidades verbales de los niños desde edades muy tempranas. Aquí te proponemos una serie de ejercicios con los que poder trabajar durante el desarrollo infantil, que se adaptan a todas sus edades:

De 12 a 18 meses:

Hablar al bebé:

A medida que va creciendo, al niño le gusta que le hablen; un deseo que aumentará con el tiempo ya que al bebé le gusta saber que le están contándole cosas. Para esta comunicación se pueden inventar cuentos cortos o historietas en los que el niño pueda ir participando con aquellas palabras que ya conoce. En estas narraciones también se pueden incluir gestos para que el niño los reproduzca.

Música:

En este ejercicio lo mejor es escoger canción sencilla para cantarla varias veces a nuestro hijo. Habrá un momento donde el niño intentará tararearla o incluso cantar un trozo a su manera.
Cuando le cantemos una canción se pueden obviar unas letras del estribillo para que el niño las termine. Por ejemplo: «palmas, palmi… tas»; el niño terminará diciendo «tas».

De 18 meses a dos años

¿Quieres el juguete?:

Al cumplir el año y medio, las posibilidades de estimulación del niño crecen. Un buen ejercicio para esta edad es ofrecerle un juguete y después preguntar si lo quiere. Al extender los brazos para cogerlo, se lo ofreceremos diciendo «sí», procurando que relacione esta palabra con el objeto conseguido y que en próximas ocasiones sea él quien diga: «sí».

Su propio nombre:

A esta edad ya conocen su nombre ya que este se le ha repetido cuando era más pequeño en muchas ocasiones, pero ahora lo importante es enseñar al niño a pronunciarlo. Un buen ejercicio es sentarse delante del niño señalarle y decirle su nombre, esperar unos segundos y se lo repetimos. Después nos señalamos a nosotros y le decimos el nombre por el que él nos conoce.

También es aconsejable preguntarle a lo largo del día cómo se llama para que el niño responda con su nombre.

Antes del colegio, hasta los cinco años

Hablar solo:

A partir de los dos años debemos mostrarnos especialmente atentos cuando empiece a hablar de cualquier cosa y darle libertad para que se. Por ello, se le ha de dejar hablar solo como por ejemplo cuando dibuje, o juegue con sus muñecos, ya que esto le permitirá explorar sus posibilidades vocales.

Experiencias nuevas:

Hay que intentar que nuestro hijo viva experiencias nuevas para que exprese esas situaciones de forma espontánea empleando exclamaciones, interjecciones que indiquen su alegría y otros sentimientos.

Ambiente efectivo:

Los niños de estas edades usan una expresión llena de afectividad, por ello el ambiente donde vive tiene gran importancia. Para ello, a lo largo del día hay que demostrarle explícitamente ese cariño a través de caricias, juegos, etc. Hay que intentar que se exprese de manera espontánea, y que ría y hable sin miedo gracias al clima que ve en el hogar.

Juegos de grupo:

Por lo general hablamos con más gusto cuando nos reunimos con un grupo de amigos. En los niños, la necesidad de formar parte de un grupo aparece progresivamente, pero a estas edades ya hay que intentar que se relacionen con otros niños a través de juegos y se expresen con esta compañía.

Tertulias familiares:

Establecer momentos del día dedicados a las tertulias familiares es un buen hábito que además de para estrechar lazos, también sirve para estimular la expresión verbal, ya que estas charlas imbuyen a los hijos en el gusto de la conversación. Hay que intentar que también estén presentes en estos momentos y dirigirnos al niño de vez en cuando.

¿Tú cómo lo harías?

Hay que ayudar a nuestro hijo a expresarse, para ello se le puede hacer participar en distintas situaciones o actividades de casa. Por ejemplo colocar unos libros, ordenar la ropa, recoger unos juguetes; estos contextos se pueden aprovechar para dirigirnos a él y preguntarle de qué forma lo haría él.

Actividades de expresión

Toda actividad que conlleve expresarse favorecerá el lenguaje del niño. De este modo, se puede intentar que se ejercite en el dibujo, en la expresión corporal, actividades manuales, cocina, etc. Todo esto ayuda a que manifieste su pequeño mundo interior, lo cual redundará en una facilidad expresiva.

Contestar a preguntas

En varios momentos del día se puede estimular la expresión verbal como por ejemplo dando un paseo o aprovechando las visitas. En estas actividades la interacción con las amistades de los adultos entrañarán alguna pregunta a nuestros hijos y es conveniente los padres no contesten por ellos ni se les fuerce, sino que responda él como quiera.

María Lucea
Asesoramiento: Ricardo Regidor. Director «Edu.com». Editorial Palabra.

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