La música es un lenguaje que solo tiene siete fonemas: Do, Re, Mi, Fa, Sol, La, Si, en comparación con el castellano, por ejemplo, que tiene 24. Y sin embargo, para la mayoría de nosotros constituye únicamente una forma de entretenimiento, cuyo dominio queda limitado a unos cuantos escogidos.
Música desde que nacen
¿Cómo es posible? Los niños aprenden a entender y expresarse en un idioma en menos de seis años -y lo dominan para esa edad- por el mero hecho de estar inmersos en él desde el momento del nacimiento. Pero pocos, muy pocos, gozan de una inmersión igual en la música durante sus primeros años.
Mozart compuso su primer concierto con 6 años, precisamente porque en su casa la música era el verdadero «lenguaje materno». Pero no se trata de crear genios, sino simplemente de que los niños, los más pequeños, la conozcan mejor para que así puedan disfrutar más con ella.
Se ha dicho que escuchar la música de Mozart puede aumentar la inteligencia. Pero al margen de todas las reservas con que se debe tomar en consideración afirmaciones de este tipo, sí se ha comprobado que el cuerpo calloso – la estructura que comunica los dos hemisferios cerebrales- es hasta ocho veces más densa en músicos profesionales que en el resto de las personas.
La organización cerebral crece con la música
Saber música tiene tantas materias como conocer un idioma, y por tanto desde el punto de vista cerebral, cuantos más aspectos de la música se conozcan, y mejor aún, se dominen, mayor organización cerebral habremos creado. Así por ejemplo, no es lo mismo oír música, que cantar (equivalentes en el lenguaje abstracto a oír y comprender una conversación y hablar).
Mayor grado de complejidad implica saber leer una partitura (equivalente a leer un idioma), y naturalmente mucho más complejo es saber escribir música, ya que además de conocer los símbolos y «la gramática» que los domina, escribir música es siempre una creación artística.
Enseñar con la voz a tu bebé
Pero, ¿cómo se puede enseñar música a un bebé? Naturalmente, no se trata de tener la radio todo el día puesta, todo lo que merece ser aprendido requiere un mínimo de atención y cuidado, ni es necesario mandarles a ninguna «academia».
Lo primero, como siempre, es decidir que queremos que la música forme parte de las actividades diarias de nuestro bebé. A partir de su primer mes, tendremos que elegir cuales de las diferentes actividades son las que vamos a poner en marcha.
Por supuesto, si quieres ejercitar a tu hijo a disfrutar de la música, lo más sencillo es enseñarle a utilizar el mejor instrumento conocido: la voz. Cantar, aunque sea mal, es una de las cosas más divertidas que podemos hacer. ¡Y gratis! A tu niño le da igual si tú lo haces mal o bien; lo que le importa es que está pasándolo bien contigo. ¿Dónde han quedado tantas nanas que antiguamente nos cantaban?
Puedes seleccionar canciones que te gusten especialmente o que por muy conocidas te resultan muy fáciles. Canta cuando vais en el coche, cuando le estás cambiando el pañal o, mejor aún, cada vez que te apetezca.
No se trata de ganar eurovisión, sino de enseñar a tu hijo que la música es una forma de comunicación, y que podemos utilizarla para decir lo que habitualmente decimos sencillamente hablando.
Estos pasos que a continuación te mencionamos, no van a lograr que tu hijo toque un instrumento antes de los seis años. Eso requeriría algo más de esfuerzo. Pero sí le proporcionarán una visión de la música muy distinta de la que nosotros tenemos, y una mayor facilidad para aprender cuando sea mayor.
Actividades musicales para tu bebé
1º No limites tus «sesiones de canto» a las canciones ya conocidas, utiliza la música de las canciones de toda la vida y «ponles letra», eso sí, sin lápiz ni papel, ¡improvisa!
Déjanos darte un ejemplo. ¿Te acuerdas de «Había una vez un circo»?, seguro que a pesar de los años que han pasado, todavía podrías cantar toda la canción de principio a fin. Pues he aquí una letra creada sobre la marcha, yendo a la compra – Pon tú la música:
«Había una vez, papa papapa papam
una niña que se llamaba Martita,
y era muy guapa, muy buena y muy bonita,
y su papá le quería un montón.
¡Qué buena es!, ¡qué guapa es!
Como quiero a – ¡MARTITA!
¡Es la mejor1, ¡es sensacional!
¡Cada día le quiero más!
2º Si quieres dar un paso más y enseñar música de verdadera calidad lo que debes hacer es seleccionar una pequeña pieza (los dos primeros minutos de la «Primavera» de Vivaldi, por ejemplo), decirle a tu hijo qué va a escuchar y quien lo compuso, y simplemente guardar silencio mientras ambos disfrutáis oyéndolo. Esto, repetido tres veces al día durante varias jornadas, conseguirá que tu hijo reconozca esa pieza en cualquier momento y lugar durante el resto de su vida.
3º Intenta utilizar una variedad de estilos lo más amplia posible. Cada estilo de música utiliza un ritmo y unas frecuencias.
Ignacio Calderón. Instituto de Neuropsicología y Psicopedagogía Aplicadas.
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