Hay quien piensa que hablar al bebé es algo «ridículo». ¿Puede existir la comunicación con una persona que no entiende el mismo código lingüístico? La realidad es que sí, e incluso los más pequeños de la casa tienen su propio idioma. ¿Cómo es este lenguaje? ¿Se debe apostar por él? Un nuevo estudio de la Universidad de Florida habla al respecto.
Y es que según este trabajo hablar en el idioma de los más pequeños, emplear un tono más alto, usando más pausas y una pronunciación más aguda, ayuda a que los bebés empiecen a desarrollar el idioma de los padres, propiciando que entiendan lo que se les dice. Y es que, de esta forma, se estimula su capacidad del habla, favoreciendo la habilidad para la producción motora que es necesaria en la adquisición de todo lenguaje.
Comunicarse con los bebés
En este trabajo los investigadores recurrieron a sonidos que imitaban el tracto vocal de un bebé y el de un adulto para ver cómo reaccionaban los más pequeños. Los niños de seis a ocho meses demostraron una preferencia por el habla con resonancias parecidas al del lenguaje que ellos mismos eran capaces de articular. En el caso de los participantes de cuatro a seis meses no tuvieron ningún tipo de inclinación.
Esto se debe a que el comienzo del balbuceo en los bebés también significa el inicio de la capacidad para controlar su voz y crear palabras, haciendo los sonidos más infantiles atractivos. De esta forma, se conseguirá una mayor predisposición para que los más pequeños de la casa empiecen a dominar un idioma, articulando sonidos y oraciones.
Incentivar el habla en bebés
Hablar en el «lenguaje» de los bebés no es el único consejo que se sugiere para incentivar el desarrollo del habla en los más pequeños de la casa. Desde Habla Logopedia se dan las siguientes recomendaciones:
– Mirar a los ojos al bebé cuando se les habla
– Responder siempre que nos llame a su manera, de manera que se de cuenta que sus acciones tienen un efecto sobre nosotros y que respondemos.
– Imitar sus balbuceos jugando con él para hacerlo más divertido y así motivarle a realizar más emisiones.
– Dirigirse a él con un habla muy melódica, con ritmo, mucha entonación y cariño.
– Cantarle canciones sencillas y acompañarlas de gestos. La música estimula las conexiones neuronales y fortalece el aprendizaje.
– Cuando emita algo parecido a una palabra pronunciarla nosotros correctamente para darle el modelo correcto demostrando que nos gusta y que le hemos entendido.
Damián Montero
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