Los masajes a tu bebé son un medio excelente para los padres que quieren brindar a sus hijos el mejor comienzo de su vida. Los bebés obtienen grandes beneficios gracias a los masajes: ayudan a aliviar el trauma del parto y les hacen entrar en un estado receptivo con el cual consiguen un desarrollo adecuado.
Los niños que empiezan a andar y reciben masajes con regularidad dominan con mayor facilidad las habilidades locomotoras. El masaje es una forma placentera de conocer al bebé y de establecer con él una relación rica y satisfactoria.
El poder del tacto: los masajes como comunicación con tu bebé
A través del masaje nos comunicamos con nuestro bebé mediante la piel y lo intentamos hacer de la forma más cariñosa posible. De este modo, estimulamos en el niño todos sus sentidos y se establece una comunicación más intensa, visual y táctil. El masaje a tu bebé también es esencial para desarrollar el vínculo de apego.
Es más recomendable que iniciemos los masajes a partir de la cuarta semana de la vida del recién nacido.
Recuerda que son necesarios los toques cuidadosos y amorosos, no un masaje mecánico, por lo que es conveniente ser flexible y no mantener una rutina rígida en los ejercicios. Por ejemplo, si el bebé quiere cambiar de posición en el transcurso del masaje, debemos dejarlo y no obligarle a mantener siempre la misma postura.
Es importante escoger el momento del día en el que tanto nuestro bebé como nosotros nos encontremos más tranquilos.
Para que los masajes tengan mayor eficacia, debemos asegurarnos que la temperatura del cuarto esté tibia y agradable para que no sienta frío ni calor (25-28 grados centígrados). Y una vez comprobada, colocaremos al bebé en una superficie suave para que se sienta seguro y ambos podamos trabajar con comodidad, teniendo siempre algunas almohaditas al lado.
¿Cómo dar masajes a tu bebé?
Masajes en los brazos y manos del bebé
– Manos que reposan: extendemos las palmas de las manos sobre el bebé.
– Axilas: vamos haciendo circulitos en las axilas.
– Vaciado hindú: como si ordeñáramos los brazos de arriba abajo.
– Compresión y torsión: como si retorciéramos un paño mojado suavemente.
– Rodamiento de los dedos: cogemos cada dedito y hacemos compresiones y torsiones hacia fuera dedo por dedo varias veces.
– Dorso de la mano: masajeamos el dorso de la mano suavemente.
– Círculos con la muñeca: aplicamos movimientos giratorios en las muñecas.
– Vaciado Sueco: al contrario que el vaciado hindú
– Rodamientos: frotamos nuestras manos con el brazo del bebé en medio.
– Toques de relajación: golpecitos para relajar la zona
– Integración: acariciamos el cuello para iniciar el tratamiento en la cara
Realizamos un masaje completo en un brazo y una vez que hayamos acabado, lo iniciamos en el otro
Masajes en la cara del bebé
– Abrir un libro: abrimos un círculo de la nariz a la frente, luego de la nariz hacia las cejas.
– Relaja tus ojos: masajeamos sobre la cejas.
– Senos nasales y músculos de las mejillas: masajeamos las mejillas y dibujamos un rombo que acaba en la barbilla.
– Sonrisas: le pellizcamos suavemente en las comisuras de la boca.
– Relajación de la mandíbula: circulitos desde la barbilla hasta las orejas.
– Orejas, cuello y barbilla: un suave masaje por todo el entorno.
Masajes en la espalda del bebé
– Manos que reposan: extendemos las palmas de las manos sobre el bebé.
– Va y ven: extendemos el aceite o la crema sobre la piel hacia los lados.
– Barrido: deslizamos nuestras manos sobre la piel, arrugando, movilizando los tejidos.
– Círculos en la espalda: empezamos dibujando amplios círculos en la espalda. Después, los vamos haciendo más pequeños hasta hacerlos más analíticos a ambos lados de la columna.
– Peinado: una vez que decidamos que queremos finalizar el masaje, vamos disminuyendo la presión y acariciamos la espalda de forma muy lenta con las yemas de los dedos como si la estuviéramos peinando.
Y para finalizar un beso con mucho cariño para que el bebé no lo identifique como una tortura.
RECUERDA
– Repite estos ejercicios las veces que creas necesario.
– Hazlos en el momento que consideres más adecuado para tí y para el bebé.
– No te angusties si el bebé inicialmente no colabora… inténtalo de nuevo, un poco más tarde.
Helena Castillejo. Fisioterapeuta del Instituto Ginecológico EGR
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