Comer bien es una obligación para todos dentro de casa, desde los mayores hasta los menores. Padres, hijos, hermanos, todos deben mantener una buena dieta por muchos motivos. Y no solo porque cuidar lo que se pone en la mesa asegura un buen estado de salud a los miembros de un hogar, sino porque lo que se come también influye en el desarrollo de los hijos.
Así lo indica un estudio de la facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad de Monash, Australia. Una investigación en la que se demuestra que no solo el padre es lo que come, también sus hijos quedan influenciados por la dieta que lleva el hombre antes del embarazo de su pareja.
Influencia en el espermatozoide
Habitualmente se señala que la influencia del hombre en el desarrollo del feto se traduce únicamente en la carga genética que prestan. Sin embargo, esta nueva investigación apunta a que el padre puede decidir en muchos más puntos de los que se pensaba hasta ahora. Para ello se analizó a un grupo de padres preguntándoles por su dieta habitual y posteriormente se comprobó cómo esta había tenido repercusión en sus hijos.
El estudio demostró que los varones que tuvieron en dietas altas en proteínas tuvieron niños que presentaban una mayor competitividad en sus espermatozoides. Es decir, aquellos padres con estos menús hacían que en el futuro sus hijos presentaran una mayor probabilidad de engendrar en el embatazo al contar con células reproductivas con mayor nivel de movilidad.
Este estudio también detectó que los genes que influían en el sistema inmune eran menos activos en aquellos hijos de padres que mantuvieron una dieta baja proteína antes del embarazo de sus parejas. Por otro lado, los procesos metabólicos y reproductivos se incrementaron en los hijos de padres con una dieta rica en proteínas. Unos resultados que demuestran que tener en cuenta la dieta antes del embarazo puede ayudar a que el niño se desarrolle de una u otra forma.
Influencia del padre
La figura del padre no solo influye en la carga genética y en otros aspectos como demuestra este estudio. También se traduce en el desarrollo del niño una vez que ha nacido de muchas otras formas:
Identidad sexual.
Es el modelo de lo masculino. Pero para eso debe sentir admiración por él, que tenga alguna destreza específica: «papá es el que sabe». En este proceso de identificación es muy importante enseñar a frenar sus impulsos agresivos: si ven a un hombre que se controla a sí mismo, se motivará a hacerlo él también.
Pasar al mundo adulto.
El padre ayuda al niño a pasar al mundo adulto a través de los «ritos de iniciación», como pueden ser: quitarle las rueditas traseras de la bicicleta, y más tarde regalarle la primera máquina de afeitar.
Apoyo a la madre.
Un padre implicado en el cuidado de sus hijos hace que se desarrollo un vínculo similar al que tiene la madre, haciendo que el niño se encuentre otra figura a la que acudir en caso de necesidad.
Damián Montero
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