La lactancia es el primer alimento que reciben los niños. Su presencia es muy importante ya que tomar el pecho garantiza que el bebé reciba una serie de nutrientes esenciales, así como anticuerpos con los que reforzar su sistema inmune. Pero, la leche materna, también es imprescindible para garantizar un correcto sueño y descanso a los bebés.
Tal y como recuerdan desde el Instituto Europeo del Sueño, un buen sueño es parte del proceso evolutivo de toda persona. Todo niño sano, aunque tenga varios despertares, deben dormir correctamente a lo largo de la jornada. Y dar el pecho ayuda a que los más pequeños alcancen un correcto ritmo de descanso. De hecho, la leche materna ayuda a alcanzar un buen ritmo de descanso.
Beneficios de la lactancia para el sueño
La lactancia materna, en su condición de libre demanda puede ser agotadora para las madres y se recomienda mantenerla desde el nacimiento hasta los 6 meses de vida. En el primer trimestre amamantar se relaciona con rutinas de sueño intermitentes al tiempo en el que los más pequeños adquieren los nutrientes esenciales para su crecimiento y se ajustan los patrones de sueño.
Tan pronto que el bebé pida tomar el pecho es preciso amamantarlo, incluso si es nocturna. Así se aumentan los receptores de prolactina en los pechos y se garantiza una buena producción de leche. Al mismo tiempo, tiene el efecto de relajar a la madre e inducirle el sueño. De esta forma, las mujeres también descansan gracias a estas rutinas de alimentación.
Además, la leche materna de igual forma contiene un aminoácido denominado L-triptófano, que favorece el sueño al tiempo que la succión del pecho bajo la técnica correcta, relaja tanto al niño como a la madre y les ayuda a dormir. Cuando la lactancia materna se convierte en alimentación exclusiva la madre tiene espacios para dormir junto al bebé. En esta etapa la importancia del apego es fundamental, por lo que muchas expertas en pediatría y maternidad recomiendan practicar el colecho, que es dormir juntos madre e hijo.
Dar el pecho cuando el niño lo pida
Los recién nacidos precisan de comida constantemente para prevenir la hipoglucemia y crecer a un ritmo adecuado, en especial durante el primer trimestre. Como se ha dicho, la intermitencia del sueño es habitual para los bebés, entre los motivos es que cada 3 horas se despierta para cubrir ciertas necesidades de alimentación. La noche no es una excepción para dar el pecho.
La madre también requiere de un buen descanso, por lo que estas interrupciones pueden dificultar su bienestar. Por ello, las pequeñas siestas con despertares frecuentes ayudan a alcanzar una sincronía perfecta con las necesidades del bebé. Estos son algunos beneficios que se alcanzan:
– El bebé se alimenta con frecuencia.
– Hace posible superar episodios de apnea.
– El cuidador del neonato se mantiene alerta.
– Estos períodos de descanso le permiten a la madre desarrollar la mente.
– El bebé madura y ejercita la succión.
Pasado el primer trimestre, el bebé ya ha conseguido varios nutrientes necesarios para no necesitar de la lactancia materna cada dos, o tres horas, comenzando la etapa de la alimentación complementaria sensorial. En estos momentos duerme durante tiempos más prolongados y las mujeres pueden darse un respiro durante un tiempo más prolongado, garantizando jornadas de sueño más eficientes.
Damián Montero
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