Convertirse en padre supone un cursillo acelerado en muchas materias, desde algunas lecciones sobre medicina básica, hasta en un tutor de apoyo que colabore en sus tareas. Esto queda claro nada más nacer el niño y hay que aprender a satisfacer las necesidades del bebé, y no solo aquellas que se refieren a las más básicas como la comida o el sueño, también otras como la vestimenta o el aseo.
De hecho, la fragilidad de los recién nacidos puede hacer que muchos padres sientan pánico a la hora de asear a sus hijos más pequeños. Por ello, desde la Asociación Española de Pediatría, AEP, se dan una serie de consejos para que estos adultos puedan cumplir con estas tareas de forma efectiva y sin provocar ningún daño.
La hora del baño
¿Qué mejor forma de asegurar que los más pequeños están limpios que con un buen baño? AEP destaca que no hay una pauta clara sobre cada cuánto hay que bañar a un recién nacido. El bebé se beneficiará tanto a diario como si lo recibe cada dos días. Lo que ha de saberse es que el baño debe ser lo bastante regular como para que el niño no presente problemas de higiene
La periodicidad del baño la determinara la forma con la que el bebé se enfrente a él, si es toda una tortura o si es agradable. En cuanto a la logística, la bañera no debe llenarse más allá de los 15 o 20 centímetro de altura. La temperatura del agua de debe ser de 36 a 38 ºC.
Antes de empezar el balo, los padres deben comprobar la temperatura del agua, para ello bastará con sumergir el codo o el dorso de la mano, también se puede emplear un termómetro.
Los padres deben emplear un jabón suave de pH neutro, en poca cantidad. A la hora de enjabonar al niño, ha de realizarse todo movimiento de forma delicada. La duración del baño no debe exceder de unos minutos en los primeros días de vida para evitar que el agua se enfrié y el bebé también. Tras el baño se realizará el secado con una toalla templada, realizándolo de forma suave.
Otros consejos de higiene
AEP también ofrece otros consejos para asegurar la higiene de los más pequeños en otros aspectos como por ejemplo cortar las uñas. Es importante conocer que la punta de éstas suele estar adherida a la piel del dedo lo que provoca que sea muy difícil cortarlas durante los primeros días, no sin provocar una herida al bebé. Por ello, aunque parezcan muy largas en recién nacidos, es mejor esperar.
Hacia los 15 o 20 días de vida los padres podrán proceder a cortarlas. Mientras tanto se puede emplear una lima fina de uñas. Pasados este tiempo se empleará una tijera pequeña de punta roma, cortándose siempre de forma recta y sin dejar picos en las esquinas que puedan provocar arañazos o que se claven en la piel del dedo.
En cuanto al uso de otros elementos como las colonias, los padres deben recordar que el olfato es uno de los sentidos más desarrollados en el recién nacido, junto al tacto, Un ejemplo es cómo el bebé aprende el olor de su madre ya desde en el útero. Si se utilizan productos con olores fuertes se puede dificultar que el pequeño reconozca a sus progenitores de esta manera.
Damián Montero
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