Pese a que el 28 por ciento de las mamás sigue confiando en hervir los biberones, tetinas y chupetes para desinfectar los gérmenes con el sistema tradicional o mediante el vapor de los esterilizadores, el sistema más recomendado por los especialistas es la esterilización en frío para prevenir las diarreas del bebé.
Una de las primeras cosas que se aprende cuando se tiene un bebé o es mantener una higiene adecuada con todos los utensilios que el bebé pueda llevarse a la boca. Para ello, hay que conseguir una desinfección total en los biberones, tetinas, chupetes y sus cadenas, las cucharillas de plástico que utilizan cuando inician la papilla así como los mordedores de plástico que le damos para fortalecer sus encías entre el cuarto y el sexto mes.
La desinfección es muy recomendable durante todo el primer año de vida.
Es prácticamente imprescindible esterilizar todos los utensilios del bebé durante los primeros seis meses, sobre todo en niños que han nacido prematuros, con bajo peso, inmunológicamente deprimidos o que han padecido procesos infecciosos y necesitan un control más exhaustivo del proceso de desinfección.
Métodos para acabar con los gérmenes
Para llevar a cabo una correcta desinfección, podemos optar por dos procedimientos: la tradicional desinfección hervida o la esterilización en frío.
Hervir con agua: la esterilización tradicional
Para conseguir una adecuada desinfección es recomendable seguir estos pasos: primero limpiar adecuadamente, con cepillos cilíndricos que se pueden adquirir en las farmacias, las paredes de los biberones para eliminar los gérmenes patógenos y bacterias que puedan haber quedado del resto de leche de ocasiones anteriores. El lavado debe ser exhaustivo.
A continuación, depositar los utensilios que se quieran desinfectar en el cazo con agua, cuando haya alcanzado la ebullición; o bien se puede arrojar el agua hervida sobre los biberones, chupetes, tetinas y demás para evitar que se estropeen demasiado.
Esterilización en frío: lo último
Se llena el recipiente con agua del grifo hasta alcanzar el nivel que se necesita según el número de productos que se vaya a desinfectar. Mediante un tapón y medio de líquido desinfectante o una pastilla, se consigue que al cabo de una hora y media o dos se haya desinfectado todo.
Se trata de un método seguro y eficaz, aunque más caro, porque el principio activo del producto es el cloro de demostrada eficacia como germicida, y es algo muy sencillo de utilizar para cualquier mamá. La desinfección en frío optimiza mucho el tiempo y es mucho más eficaz que el hervido.
Gastroenteritis: el enemigo del bebé
La gastroenteritis es una de las patologías que puede sufrir el bebé al ingerir gérmenes de utensilios mal desinfectados. Para prevenirla, es muy importante evitar todo tipo de fuentes de infección, especialmente todo lo relacionado con la alimentación, ya que ésta constituye la principal fuente de gérmenes para tu bebé.
En nuestro país se producen cerca de medio millón de gastroenteritis al año. Los síntomas más destacados de los lactantes con un claro cuadro de gastroenteritis varían de unos casos a otros, pero generalmente presentan fiebre, inapetencia, sudoración y diarrea. También pueden presentar hongos que aparecen en la boca como consecuencia de no haber llevado una correcta desinfección.
No olvides, que tu segundo hijo y el resto necesitan también toda la atención que le has prestado al primero. Por tanto, continúa desinfectando todo con el máximo cuidado. Y por último, si el chupete o mordedor que tiene tu bebé se cae al suelo, no lo chupes para desinfectarlo porque puedes contagiarle con tu saliva algunos gérmenes.
Macarena Funes
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