Tener un hijo es una de las experiencias más maravillosas por las que puede atravesar una persona. Pero cuando el niño llega a este mundo nadie da un manual de instrucciones sobre lo que uno debe hacer o no. Cuando llega el segundo pequeño todo es más fácil gracias a lo aprendido en el anterior parto. Pero, ¿qué ocurre cuando se es padre por primera vez?
Mucho hay por aprender y en poco tiempo. Para adelantar estos conocimientos, la matrona Sara Cañamero propone varios errores que se deben evitar en los padres primerizos y que hacen que no se disfrute todo lo que se debe de la experiencia de la paternidad.
No aislarse del mundo
Muchos padres ven al mundo como un peligro constante para los más pequeños. Por ello optan por aislar a su hijo del mismo hasta que tenga más edad. Pero esto es un error, si se anda con cuidado no hay nada que temer. De hecho es totalmente recomendable salir a pasear junto al niño, asegurando por supuesto ciertas medidas de seguridad que le eviten constipados o una exposición al sol.
La sobreprotección de los bebés es algo muy habitual en los padres primerizos. Existe la creencia de que recién nacido es sumamente vulnerable y asusta hasta cogerlo. Pero hay que aplicar el sentido común siempre, saber que tener al niño en brazos no ha a ocasionarle ningún mal. Simplemente hay que extremar los cuidados en estos momentos con el bebé, pero nunca privarlo del contacto piel con piel.
Otro error que señala Cañamero es prestar demasiada atención a terceros. Una cosa es aceptar algunos consejos de otros padres y otra volverse locos con los mismos. Los progenitores que rodean a los primerizos pueden llegar a agobiar con sus recomendaciones, pero hay que saber decir basta. Si hay dudas, mejor acudir a un pediatra que a alguien que no es especialista ya que el problema podría crecer.
Preocupación por el bienestar del bebé
La misión de todo padre es asegurar el bienestar de su hijo, especialmente cuando es tan vulnerable como un recién nacido. En este punto los padres pueden llegar a desesperarse cuando ven a los más pequeños llorar. ¿Tendrá hambre, tendrá sueño, habrá que cambiarlo? ¿Le pasará algo más grave? Pero hay que mantener la calma durante estos momentos e ir descartando causas posibles: pañal sucio, calor, frío, hambre, dolor de tripa, aburrimiento, etc.
Otro aspecto que preocupa a muchos padres es la fiebre en sus hijos. Cuando ven algunas décimas acuden a urgencias para que sus bebés sean revisados. Hay que tener en cuenta que se considera fiebre una temperatura superior a 38°. Salvo que no hayan otros síntomas como palidez, vómitos y falta de respuesta a estímulos externos, hay que mantener la calma cuando se aprecien las décimas en el recién nacido. Si se prolonga en el tiempo, sí que habría que solicitar cita con el pediatra.
Por último, Cañamero recuerda que no hay que confundir vómito con regurgitación. Esta última se produce frecuentemente cuando acaba de comer. Se produce sin esfuerzo, incluso puede que no se dé cuenta. Muchas veces es debido a posibles gases que el bebé ha tragado durante la toma y al eliminarlos parte de la leche ingerida sale al exterior.
En cambio el vómito siempre va acompañado de cierto malestar por parte del bebé, y no tiene porqué estar relacionado con la ingesta. Con lo que podemos decir que la regurgitación es algo normal y frecuente en el recién nacido, mientras que el vómito no lo es.
Damián Montero
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