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El desarrollo cognitivo de los bebés de 0 a 2 años

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En un lenguaje sencillo, cognición significa el acto de adquirir un conocimiento, la facultad o la capacidad de aprender. Estimular la cognición expresa ayudar al pensamiento, agudizar la memoria, percibir emociones. Nuestra área cognitiva significa todo lo que somos en cuanto a pensamientos, recuerdos, percepciones, emociones, saberes y lenguaje.

El bebé, desde que nace, no cesa de descubrir y conocer el mundo que le rodea. Muy pronto, será capaz de reconocer a personas y objetos familiares aunque, en una primera fase, la forma típica de conocer los objetos será llevándoselos a la boca. Por eso, despertar los sentidos del bebé, para que pueda percibir y relacionar estímulos entre sí, es ya un acto cognitivo y perceptivo que estimula sus capacidades intelectivas.

El bebé irá dando pasos dentro de su desarrollo. Por ejemplo, los reflejos cada vez serán algo más consciente y voluntario que instintivo. Y este no es solo un proceso neurobiológico; es mucho más: es querer conocer y adaptarse al entorno.

Todos los ejercicios que realicemos con el bebé en esta etapa van a ser, en el fondo, actos cognitivos y perceptivos.

No obstante, se pueden destacar algunos más directamente relacionados con el acto de pensar. A partir del tercer mes de vida, el bebé ya muestra gran interés por investigar y explorar el entorno, atiende cuando se le ofrece ayuda para realizar algo que no puede, como tomar un juguete fuera de su alcance.

También pone a prueba sus habilidades motrices que ya le permiten manejar mejor su entorno y comienza a clasificar sus percepciones. Se trata de una etapa importante en su desarrollo pues al final del segundo trimestre la independencia adquirida le permite ampliar mucho sus experiencias.

Nuevas posibilidades dentro de su desarrollo cognitivo

Sus posibilidades motrices, al final del primer año, le abren nuevos campos de exploración, le cuesta estar quieto, quiere tocar todo lo que ve o le llama la atención. Las posibilidades de manipular objetos le llevan a tenerlos más rato en las manos para conocerlos antes de llevárselos a la boca. Tiene buena memoria y se extraña cuando le desaparece un juguete mientras lo estaba manejando, intenta buscarlo y a veces demuestra su enfado por no encontrarlo o no alcanzarlo si se le ha perdido en un lugar de difícil acceso. Recuerda dónde están ciertos objetos que le llaman la atención y cuando tiene ocasión va directamente a por ellos.

Es capaz de observar y atender con detenimiento lo que le interesa empleando bastante tiempo en ello. Demuestra curiosidad en conocer cosas nuevas, le gusta que le enseñen y que le ayuden a realizar actividades. Se da cuenta cuando le imitan y se siente satisfecho repitiendo las acciones; se complace imitando. Es un buen momento para enseñarle nuevas cosas, ya que demuestra buena disposición para el aprendizaje.

Cada vez se tiene más presente que los niños tienen al nacer todo un potencial de desarrollo insospechado. Y para aprovecharlo debemos ofrecerles todas las oportunidades que podamos para ponerlo de manifiesto. Nosotros, los padres hemos de estar especialmente alerta para proporcionárselas, ofreciéndoles un entorno rico y estimulante, un ambiente de seguridad y cariño, si realizamos ejercicios con él* conseguiremos que adquiera muchas más habilidades.

Las primeras etapas de los bebés de 0 a 2 años

Todos podemos aprender cualquier cosa en cualquier momento si ponemos esfuerzo y voluntad. Sin embargo, nunca resulta tan fácil como en las primeras etapas de la vida gracias a la plasticidad del cerebro. La primera etapa infantil se caracteriza por un importante crecimiento cerebral: se establecen nuevas conexiones y cambios importantes en las ramificaciones y prolongaciones de las neuronas.

Algunos padres aún consideran la etapa infantil como la menos importante de todas. No responden a la motivación por aprender que muestran sus hijos, ya que pueden pensar que hay muchos conocimientos que adquirirán posteriormente, al iniciar la Primaria. Sin embargo, es conveniente destacar la importancia de la primera infancia porque ahí se encuentra la base que asegure el éxito de los futuros aprendizajes y la forma de prevenir sus posibles dificultades.

Los programas de estimulación nacieron pensados para que se llevaran a cabo dentro del ambiente familiar y preferiblemente por los padres. Nuestra cultura y forma de vida hace muy difícil que después de un día laboral estos puedan dedicarse a elaborar los materiales que requieren la mayoría de los programas, o bien estén dispuestos a llevarlo a cabo de forma sistemática y diaria. Sin embargo, hay que tener presente que cualquiera nueva adquisición que deseemos que asimile el niño debe poseer una intensidad, frecuencia y duración adecuadas, y en relación con lo aprendido previamente.

Ejercicios para los primeros meses del bebé de 0 a 6 meses

1. En blanco y negro. Como ejercicio de estimulación visual podemos confeccionar cartones en blanco y negro con líneas horizontales y verticales. Hay que presentárselos cada día situándoselos en el centro de su campo visual y desplazándolos hacia la izquierda y la derecha.

2. En todo el jaleo. Para una estimulación auditiva es mejor no aislarle del entorno sonoro que le rodea. Cuanto antes se acostumbre a los sonidos mejor: aspirador, timbre, teléfono, etc.

3. En el suelo. Una manera de estimular el sentido del tacto los primeros meses de vida consiste en colocar al bebé en el suelo sobre diferentes texturas: alfombra, parqué, césped, toallas, etc. Es conveniente no repetir demasiado tiempo esta actividad.

4. Objetos sonoros. Colocamos al bebé boca arriba y sacudimos un objeto sonoro en la oreja izquierda durante 5 segundos. Cuando haga indicios de que está respondiendo, cambiamos de oreja. Es importante cambiar de objeto cada 10 días.

Ejercicios para bebés a partir de 6 meses

1. Música clásica. Podemos dedicar unos 2 ó 3 minutos al día para escuchar junto con el pequeño un fragmento de música clásica, acompañándola con movimientos rítmicos y suaves.

2. Hablar al bebé. Otro ejercicio de estimulación auditiva puede consistir puede consistir en hablarle alejándose poco a poco, de manera que vaya captando las gradaciones del sonido. También es interesante hablar desde fuera de la habitación y luego aparecer para que lo relacione.

3. Muchos objetos. Ahora vamos a dejar que el bebé juegue solo y pruebe. Introducimos dentro de una cesta o caja objetos del entorno del hogar con diferentes texturas y que juegue libremente. Ojo con los objetos demasiado pequeños.

4. Al escondite. Podemos esconder algún muñeco debajo de un trapo, y poco a poco, delante del bebé. Cuando lo escondamos, le preguntaremos dónde está, y después de 5 segundos, se lo mostraremos.

Marina Berrio
Fuentes: Más información en el libro Las capacidades del niño. Ricardo Regidor. Ed. Palabra

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