La evolución de un bebé es impresionante. Los cambios por los que atraviesan los más pequeños son muchos y en ocasiones pueden ser malentendidos por los padres, especialmente por aquellos que se enfrentan por primera vez al reto de la paternidad. Un buen ejemplo de esto es el funcionamiento del aparato intestinal de los más pequeños, cuyo funcionamiento experimenta algunas variaciones muy visibles.
Tras varias semanas en ese mundo, los bebés pasan de realizar varias deposiciones diarias a realizar una, o dos, en este mismo espacio de tiempo. ¿Hay motivos para preocuparse? ¿Atraviesa el niño algún problema que se debe solucionar? Desde la Asociación Española de Pediatría, AEP, se llama a la calma en este sentido y se explica a los padres que este proceso es natural dentro de los cambios que atraviesa el sistema intestinal de los más pequeños durante la lactancia.
Los cambios a experimentar
Al comienzo de la lactancia los bebés recién nacidos realizan varias deposiciones en un solo día. Habitualmente este situación se relacionan con las tomas de leche. El principal motivo es que el sistema digestivo del niño ha estado en reposo durante su vida en el vientre de la madre y comienza a exponerse a los alimentos tras el nacimiento.
Tanto en niños, como en adultos, después de comer se producen movimientos del intestino que tratan de favorecer las deposiciones de excrementos. Este proceso se conoce como ‘reflejo gastrocólico‘. Este automatismo se experimenta de forma más intensa en las primeras semanas de vida del bebé. Esta situación se asocia a la ausencia de fuerza en el ano, por lo que los lactantes más pequeños suelen hacer deposición justo después o incluso durante las tomas.
Semanas después del nacimiento, los bebés pequeños pasan de hacer varias deposiciones al día a hacer una única deposición diaria o incluso una cada varios días. Aunque las características de los excrementos son iguales que las del comienzo de la lactancia, este cambio suele sorprender a los padres, que se preguntan si puede deberse a alguna enfermedad o problema del niño.
Pero desde AEP se explica que no hay motivos para preocuparse. Este hecho se debe a que el intestino ‘aprende’ a realizar su función de forma mucho más eficaz y absorbe una mayor cantidad de nutrientes, por lo que se reduce la cantidad de heces generada por el bebé. La traducción es que el lactante realiza una deposición cada varios días, sin que esto se relacione con ningún problema de salud.
Llantos y quejas
Desde AEP también se explica que en algunos casos entre los 2 y las 8 semanas de vida, algunos niños empiezan a tener varios episodios diarios de llanto y encogimiento de piernas, de forma típica después de las tomas de leche. Estos síntomas suelen durar poco tiempo y desaparecen por sí solos. En ocasiones el niño puede encontrar el alivio con la realización de una deposición de características normales, que puede tardar días en aparecer. Este hecho se debe a que el ano ha madurado y ha pasado de estar abierto constantemente, a cerrarse con fuerza para evitar los escapes.
A estas edades, el niño es capaz de abrirlo de forma voluntaria, pero todavía no sabe hacerlo en el momento en que se mueve el intestino. De forma que cuando tiene retortijones, el ano no se abre, provocando molestias porque no salen las heces. En otros momentos del día, relajan esta zona de su cuerpo y eliminan gases, pero no excrementos, porque no hay un movimiento intestinal que las empuje hacia fuera. A cada niño le lleva un tiempo distinto aprender a coordinar estos procesos.
Desde AEP se recuerda que el estreñimiento en los niños menores de 6 meses es poco frecuente. En los casos donde aparece se caracteriza por heces duras que generan molestias o dolor al ser eliminadas. Estos casos suelen aparecer con el paso de la lactancia materna a lactancia artificial. Otro momento típico coincide con la introducción de alimentos sólidos, como purés y papillas.
Damián Montero
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