Los picos de crecimiento son etapas por las que pasa un bebé durante los primeros meses de vida en los que se modifica la demanda de la lactancia y se producen cambios en su comportamiento coincidiendo con una fase de aumento rápido de peso, talla y perímetro cefálico.
Habitualmente, estas crisis de alimentación se solucionan a los pocos días, pero algunas madres, al darse cuenta de que su bebé está más inquieto o notarse el pecho menos lleno, empiezan a creer que su leche no es suficiente alimento para su hijo y optan por complementarla con lactancia artificial, o directamente deciden abandonar la lactancia materna durante un pico de crecimiento.
Calendario de picos de crecimiento del bebé
Cuando se trata de ser madre, sobre todo en los casos primerizos, es normal que surjan dudas relacionadas con el peso, talla, perímetro craneal y grasa corporal del bebé. Pero es importante interiorizar que, durante los primeros meses de vida, un niño crece y cambia con rapidez. Por lo que, para cerciorarse de que está creciendo correctamente y no interferir en la alimentación que realmente necesita, se recomienda ir consultando el percentil de un recién nacido en tablas de crecimiento como las que aquí se indican. Sin duda, una herramienta muy útil que recoge los parámetros y medidas necesarias para conocer el estado de desarrollo de un bebé según el paso de los meses.
Por lo tanto, para evitar el abandono de la lactancia es fundamental conocer cuándo se producen estos picos de crecimiento. Y es que existe un ‘calendario de picos de crecimiento‘ común a casi todos los bebés, que es de mucha utilidad para comprender mejor estas crisis y, sobre todo, para saber cómo actuar. La Asociación Española de Pediatría AEP ha establecido estas edades concretas como etapas del desarrollo del bebé en las que aparecen estos picos o brotes de crecimiento:
Los picos de crecimiento más frecuentes durante el primer año del bebé son:
– A los 15 – 20 días de vida. A partir de los 15 días de vida, generalmente todos los recién nacidos ya han recuperado el peso con el que nacieron y por este motivo, a las dos semanas sus necesidades calóricas aumentan. El bebé instintivamente va a mamar más frecuente para aumentar la producción de leche de su madre.
– A las 6 – 7 semanas. Alrededor del mes y medio de vida, se suele producir un cambio en el sabor de la leche materna y se torna más salada de forma transitoria. Este cambio de sabor no gusta a todos los bebés, incluso a veces parece no ser bien tolerado, por lo que algunas madres sienten que no se engancha bien al pecho, ven que muestra rechazo y empiezan a dudar sobre la calidad de su leche.
– A los 3 meses. A esta edad se produce el periodo más delicado y las madres, sobre todo las primerizas, deben tener mucho cuidado porque es cuando llega la verdadera «crisis» o la más dura.
Para entender mejor lo que sucede, es preciso explicar que los lactantes de 3 meses ya son capaces de ver y oír con total claridad, y tienden a estar más distraidos durante las tomas observando todo el mundo de colores, formas y sonidos que tienen a su alrededor.
Con tres meses tiene fuerza y son capaces de succionar y extraer gran cantidad de leche en pocos minutos. Sin embargo, las glándulas mamarias de la madre también sufren un cambio; hasta ahora las mamas estaban dispuestas para ofrecer leche a cualquier hora; a partir de los 3 meses, las mamas producen la leche en pocos minutos tras iniciar la succión.
El hecho de que el bebé esté más distraído durante las tomas sin ejercer succión y que la madre puede tardar en producir la leche hasta 2 minutos, hacen que en esta etapa se produzcan la mayor parte de los abandonos de la lactancia materna.
– A los 6 meses. Durante este periodo, suele iniciarse la alimentación complementaria y por este motivo, muchos lactantes pierden interés por la lactancia materna y adquieren interés por conocer nuevos sabores y nuevas texturas.
– A los 12 meses. Al año de vida, se han introducido la mayoría de alimentos, por ello durante esta etapa puede perderse el interés por la alimentación complementaria y retomar de forma más frecuente la lactancia materna en forma de succiones cortas, además, a esta edad los niños comienzan la deambulación, es decir, comienzan a andar, aumentando los requerimientos de kilocalorías y líquidos al tener mayor gasto energético.
Marisol Nuevo Espín
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