La estimulación infantil en el agua es una técnica que sirve para trabajar el aparato psicomotor del niño, para que tome contacto con el medio acuático, perdiendo el miedo al agua pero con respeto, y para que se relacione e interactúe con otros niños y con sus papás. Esta actividad es muy adecuada para el periodo de edad comprendido entre los cuatro meses y los seis años.
Posteriormente, el pequeño ya estaría preparado para aprender natación y moverse en el medio acuático como pez en el agua. Las habilidades y conceptos de estimulación en el agua para bebés y niños de hasta tres años están basadas en sus descubrimientos y pruebas en el agua. Sin embargo, a partir de esta edad y hasta los seis, se comienza a afianzar conceptos y a terminar de desarrollar los ya iniciados.
Los pequeños ya controlan distintas posturas como, tumbado, sentado, en cuclillas y de pie. Esto último es la gran novedad y es aquí donde se desarrolla el equilibrio, ayudándose para ello de sus brazos que ya independiza del resto. Este hecho en el medio acuático, nos ayuda fundamentalmente para la enseñanza de la horizontalidad, el manejo de las tablas, el chapoteo en el agua y el acompañamiento de los brazos con el pataleo en la piscina.
Además, es en este momento cuando comienza a notarse la predominancia de un lado del cuerpo sobre el otro en todas sus acciones y cuando la lateralidad es el gran reto. Por esta razón, en el medio acuático intentamos integrar ambos lados del cuerpo para llevar a cabo el desarrollo completo de éstos.
Me relaciono con otros niños
En esta época, la independencia aumenta y el apego a los padres disminuye. Por estos dos motivos, la autonomía en el agua es ahora mayor y comienzan los juegos colectivos con otros niños, por lo que en las clases ya interactúan entre ellos. Ahora el diálogo con sus padres es verbal y la función del padre y la madre es importante para establecer un clima de seguridad y confianza padre-hijo. Deben de animarles en sus juegos e incentivar sus experiencias de exploración y desplazamientos acuáticos.
La distancia entre padre e hijo es mayor y la relación entre los compañeros aumenta cada día más. Así, se imitan, se observan y se estimulan entre sí, lo que favorece que los niños vayan creciendo cada día más y se fomentan sus relaciones sociales.Un gran avance de esta edad es que van controlando sus impulsos, comprenden las normas, las acciones y las consecuencias de éstas, por lo que cada vez son menos peligrosos respecto al agua y son más conscientes de los peligros que ella conlleva. A esta edad los peques lo preguntan todo y es nuestra obligación explicarles las acciones que en el agua se desarrollan con sus limitaciones, peligros y diversión.
Desarrollo físico que necesita tu bebé
A nivel muscular aparece, en esta franja de edad, una maduración neuromotora importante en el niño, creándose nuevos apoyos para la propulsión dentro del agua que, unidos al pedaleo, son más eficaces en su autonomía. A esto se le añade el control respiratorio donde los niños sacan continuamente la cabeza para renovar el aire y, a veces, su mayor diversión es nadar debajo del agua, buceando en apnea interminablemente como auténticos delfines; hacen piruetas, giros, salpican, realizan juegos acuáticos y subacuáticos,… Más que nunca son plenamente felices en este medio y se sienten como peces en el agua.
El niño es el principal protagonista de su desarrollo psicomotor, social, gestual,… combinando todos ellos y evolucionando hacia la precisión de sus movimientos y acciones, velocidad, fuerza, destreza, aumento de su coordinación y, como consecuencia, son también más hábiles. Comienzan a asimilar nociones espaciales: arriba-abajo, delante-detrás, a partir de la posición del cuerpo en el espacio, todo ello desarrollándose con el juego como pieza fundamental en su desarrollo.Pero como todo en el desarrollo de los pequeños, es también una cuestión personal.
En función de cada niño, la vivencia de experiencias en el medio acuático depende de lo vivido con anterioridad y de las distintas exploraciones que hacen los niños sobre ellas, prudentes, atrevidas, sensibles, inseguras, autónomas, etc.
Vivencias y sensaciones de tu bebé en el agua
La piscina es divertida en sí misma, pero el agua según lo vivido puede no ser tan maravillosa y puede generar miedos y angustias que vienen predeterminadas por la más tierna infancia. Cada niño tiene su tiempo y espacio y debemos adaptarnos a ello, poco a poco, con juegos y refuerzos positivos. Sin duda el agua es un reporte de nuevas sensaciones que el niño debe experimentar y descubrir, realizando saltos, giros, cambios de posición y movimientos de todo su cuerpo, brazos y piernas. Sienten la resistencia del agua y su profundidad, perdiendo el apoyo de los pies para jugar con el equilibrio, se colocan boca arriba aprendiendo a flotar, juegan con la ingravidez y disfrutan de ella.
En general, el agua suministra muchas sensaciones beneficiosas para los sentidos: el agua modifica la visión, altera la percepción, desarrolla el olfato, etc. En este sentido, otro beneficio fundamental del agua es el refuerzo y el fortalecimiento del sistema respiratorio y motórico, ayudando en la formación plena de su cuerpo, a nivel tanto psíquico como físico.
La experiencia y la observación nos dice que cuanto más obliguemos a un niño a acercarse al agua, más fuerte será su oposición a ella, por lo que nunca debemos olvidar que el refuerzo positivo, la paciencia y el apoyo y aporte de seguridad en sus acciones, hace que disminuyan sus temores y aumenten las experiencias que les aportan alegría y placer. Los adultos observan como crecen sus hijos, como disfrutan y se recrean en sus juegos, apoyan el placer y las ganas de realizar acciones nuevas. Asimismo, los pequeños se desarrollarán en equilibrio y armonía con su entorno social y consigo mismos.
Ejercicios en el agua para tu bebé
Los niños mayores se meten ya en el agua sin material auxiliar y ahora lo más importante es que jueguen con sus padres a saltar, girar sobre sí mismos, mirar al cielo tumbado, realizar piruetas, bucear,…
Ejercicio 1. Haciendo burbujitas con el agua
En este periodo de edad los peques tienen que empezar a controlar su respiración. Para ello, la propuesta es que se les pida que cojan aire y comiencen a hacer burbujitas en el agua como si soplasen. Se realiza varias veces y así ellos, además de divertirse, aprenden a ser conscientes de su propia respiración.
Ejercicio 2. Fortalecemos su cuerpecito
Se coloca al niño tumbado boca arriba mirando hacia el techo y se le pone debajo del cuello el churrito para ayudarle a flotar. Entonces él comienza a dar patadas como si nadase a espaldas, fortaleciendo su cuerpo y conservando la horizontalidad.
Ejercicio 3. Soy el león del circo
Colocar al niño en el bordillo de la piscina con los pies juntos y pedirle que se tire al agua, intentando pasar por un aro que se le coloca delante, para desarrollar la precisión y la destreza en sus actuaciones.
Ejercicio 4. Equilibrios malabares
Con mucho cuidado para evitar caídas o golpes, ayudar al niño a que ande sobre una colchoneta que flota en el agua. Para él es divertido y fomenta enormemente su equilibrio, su habilidad y su concentración.
Ejercicio 5. Chapoteando con otros niños
La unión hace la fuerza. Fomentar en el niño el trabajo de equipo, proponiendo actividades y retos en los que la colaboración y la ayuda entre unos y otros proporciona el éxito de la actividad.
Ejercicio 6. Jugamos por turnos
Imaginación al poder. Proponer cualquier juego en el que los papás se impliquen y que conlleve unas normas, unos tiempos y unas habilidades para que el niño aprenda a respetar la norma, seguir secuencias y esperar su turno. Por ejemplo: nos tiramos por turnos, primero de palo, luego a la pata coja, después con los brazos en alto, etc.
Laura Cruz. Fisioterapéuta del Centro Valle36. Estimulación infantil en el agua
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