Categorías:

¿Por qué los bebés son tan frioleros?

Tabla de contenidos

Ni frío, ni calor. Es cierto que los recién nacidos necesitan estar abrigaditos… pero sin pasarse. Al nacer, los bebés no son capaces de regular correctamente su temperatura corporal. De ahí que, sobre todo en los meses más fríos, haya que estar especialmente vigilantes para que no se resfríen. Pero esto no quiere decir que les abriguemos tanto que el niño termine sudando. Aunque nos sorprenda, el exceso de calor puede ser tan perjudicial como el mismo frío.

¿Por qué los bebés casi siempre tienen frío?

Sencillamente porque en comparación con la de un adulto, su superficie corporal es mucho más grande. Además, hasta pasados unos meses de vida, los niños no generan bajo la piel la suficiente grasa como para aislarse de las bajas temperaturas externas. Como tampoco saben tiritar y su capacidad de movimiento es bastante limitada, sus fuentes de calor se reducen, por tanto, al abrigo que les proporciona la ropa. Su sistema de termorregulación también es inmaduro, por lo que, sobre todo al principio, son especialmente vulnerables al frío.

Una capa más de ropa para que tu bebé no pase frío

Según los expertos la temperatura corporal ideal de un bebé de pocos meses es la misma que la de un adulto. La diferencia radica en que como su pérdida de calor es mayor, siempre tendrá que llevar una capa de ropa más que la que nosotros mismos tengamos puestos en cada momento del día.

En verano, podremos decantarnos por el pañal y la ropa interior o una prenda de algodón.En invierno, en cambio, a la ropa interior habrá que añadir camisa o jersey, más pantalones o vestido y chaqueta en casa si no tenemos mucha temperatura en nuestro hogar.Al elegir la ropa del niño, habrá que procurar que tenga abertura en la entrepierna para que nos permita cambiarle sin tener que desvestirle.

Por la noche, si la temperatura en casa es más bien baja (alrededor de 18 grados) tendremos que taparle con la sábana y dos mantas. A medida que vayamos subiendo de temperatura, iremos reduciendo la cantidad de abrigo. Con 22 grados, será suficiente con que le tapemos con una manta más ligera. Y con 24 grados estará perfectamente a gusto con una manta fina o una colcha de algodón. En verano, cuando las noches son más calurosas (se pueden alcanzar hasta 27 grados), tan solo le echaremos la sabanita.

Por supuesto, bajo el pijama tendrá que llevar un body de manga larga en invierno. En verano, en cambio, le podremos acostar con el pijama de manga corta o con la ropa interior de algodón.

Evita los cambios de temperatura

Para evitar resfriados, antes del baño intentaremos caldear las habitaciones que vayamos a utilizar para el aseo (su cuarto, el baño…). Si le desnudamos en su habitación, no le quitemos toda la ropita. Dejémosle en ropa interior y tapémosle con su capa de baño para que no coja frío por el pasillo. Ya en el baño terminaremos de desnudarle por completo y le introduciremos rápidamente en el agua.

Otro momento del día al que hay que prestar especial atención es el momento del paseo. No temamos sacarle en invierno aunque las temperaturas no acompañen mucho. Eso sí, procuremos abrigarle convenientemente y no prescindamos nunca del gorro y la bufanda pues será la única forma del que el niño no pierda calor por la cabeza y no coja frío en los oídos.

Para comprobar que el niño se encuentra bien (ni suda, ni tiene frío) tendremos que pasar la mano por su nuca. Si está húmeda le quitaremos una capa de ropa.Durante los paseos, si el bebé va en cochecito, procuremos llevarle siempre tapado con un saquito. De este modo, el podrá mantener el calor a pesar de estar inmóvil.

Consejos para que tu bebé no pase frío

1. Tanto en invierno como en verano, procuremos decantarnos por tejidos naturales (algodón, lino…). Este tipo de prendas no solo son más agradables sino que no irritan la piel cuando entran en contacto con el sudor por lo que facilitan la transpiración.

2. Si en casa hace frío por la noche y decidimos poner un radiador en la habitación del niño ten mucho cuidado. El exceso de calor mientras los niños duermen es uno de los factores más relacionados con la muerte súbita.

3. Antes de bañar al niño comprueba siempre con el codo o con su termómetro de baño la temperatura del agua. Si está demasiado fría podríamos enfriar al niño y si está excesivamente caliente le podríamos llegar a provocar quemaduras.

4. Hay quien piensa que cuando los bebés son pequeños a la hora de sacarles de paseo durante los meses de invierno es bueno ponerle un chupete con el fin de que no cojan frío en la garganta al respirar por la boca. Esto no es así. Los niños, sobre todo los recién nacidos no saben respirar por la boca de ahí que cuando estén constipados les cueste tanto succionar.

5. Compremos un termómetro digital y pongámoslo en el cuarto del niño. Esto nos permitirá saber en todo momento la temperatura a la que se encuentra la habitación para abrigarle y desarroparle en consecuencia.

Bebés frioleros ¡Cuidado con los tópicos!

Si tiene los pies y las manos fríos es que el niño está destemplado. FALSO

– Muchos bebés los tienen siempre fríos aun cuando hace calor. Al igual que los adultos la temperatura de las extremidades tiene más que ver con la circulación sanguínea que con la temperatura ambiental.

La nuca y el cuello son más fiables que las manos a la hora de controlar la temperatura corporal del bebé. VERDADERO.

– Mediante el tacto de la nuca es fácil saber si el niño está acalorado. Su sudor nos avisa de que debemos quitar algo de ropa.

Si el niño no llora o no se queja es que está bien. FALSO.

– Los bebés no siempre lloran cuando se sienten acalorados, todo lo contrario. En ocasiones, el mismo calor les provoca una somnolencia que les impide avisar del sofoco que tienen.

María Viejo

Te puede interesar:

Cómo abrigar al bebé en invierno

Petequias, manchas rojas en la piel

¿Tu bebé suda mucho? Todo lo que necesitas saber al respecto

Otros artículos interesantes