Con la llegada del invierno, la gran mayoría de los niños menores de un año presentan algún tipo de infección respiratoria. De estos, alrededor del 20% enferman de bronquiolitis, porcentaje que aumenta en aquellos que acuden a guarderías desde chiquitines. En nuestra sociedad, al trabajar ambos padres, la asistencia a la escuela infantil es casi obligada, una vez que acaba la baja maternal; por esta razón, las infecciones respiratorias en los bebés están aumentando en los últimos años.
Ahora, en plena pandemia de coronavirus, es normal alarmarse y confundir los síntomas de alguna enfermedad respiratoria como la gripe, o el virus respiratorio sincitial (VRS) responsable de una infección muy común en los niños, aunque pocos padres han oído hablar de él, con el coronavirus.
El VRS constituye la mayor causa de infecciones del tracto respiratorio inferior en niños. El período de incubación es de 2 a 8 días y los primeros síntomas son parecidos a un catarro de vías altas, pudiendo evolucionar a infección respiratoria de vías bajas, bronquiolitis o neumonía. En los bebés de pocos meses, los primeros síntomas pueden ser pausas de apnea, somnolencia, irritabilidad, con pocos signos de problemas respiratorios.
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¿Cuándo debo acudir al médico?
Siempre que tu hijo presente síntomas respiratorios con tos, dificultad para respirar, rechazo de las tomas, irritabilidad, sopor, o cualquier otra sintomatología no habitual en el niño debes acudir al médico. Tan solo un especialista es el que puede diferenciar este virus, del de la gripe o del coronavirus, hecho que es de vital importancia, pues a la larga puede acarrear secuelas importantes. Una infección grave causada por VRS puede dar lugar a problemas respiratorios a largo plazo, incluyendo asma y disminución de la capacidad pulmonar.
Frente al VRS, el mejor medio es la prevención, pues no existe un tratamiento efectivo una vez que se ha contraído una infección respiratoria de vías aéreas bajas por este virus. La prevención con vacunas específicas no es aún posible, siendo únicamente eficaz la inmunización pasiva o inmunoprofilaxis con Palivizumab (anticuerpo monoclonal humanizado) dirigido contra el VRS.
De fácil contagio
El virus tiene una gran capacidad infectiva y puede diseminarse rápidamente en una guardería o en los colegios. Si un niño resulta afectado en la escuela infantil, casi con toda seguridad lo contagiará a cada uno de los niños de ese centro. El VRS se contagia de persona a persona, a través de secreciones nasales, toses, estornudos, por las manos, la ropa, juguetes, pañuelos y superficies no demasiado limpias, donde puede llegar a sobrevivir durante horas.
En casa las medidas preventivas incluyen no exponer a tu hijo al humo del tabaco, ni a entornos contagiosos. Como todos sabemos debemos lavarnos frecuentemente las manos y las sábanas del bebé. Tener hermanos también aumenta el riesgo para el niño, ya que pueden traer el virus desde el colegio. Sobre todo, los padres debéis estar informados sobre los factores de riesgo.
Relación del VRS con la gripe
La transmisión del VRS se produce por vía respiratoria, por contacto cercano con secreciones u objetos contaminados, tal y como ocurre con el virus de la gripe y su contagiosidad es alta también. La trasmisión entre las personas que conviven en una familia, o en la guardería es frecuente. Los síntomas respiratorios que produce son similares a los de la gripe, pudiendo ambos virus producir bronquiolitis; también el pico epidémico se da en la misma época del año, en ambos casos.
En España, el VRS provoca entre 15.000 y 20.000 visitas de urgencia al año y, de 7.000 a 14.000 hospitalizaciones. En el primer año de vida se infectan el 50% de los niños y entre los 2 y los 3 años, prácticamente todos han pasado la infección al menos una vez.
La epidemia por VRS comienza habitualmente cada año en nuestro país entre los meses de octubre y noviembre, pudiendo durar hasta abril o mayo. El VRS es la causa principal de infecciones de las vías aéreas inferiores en niños menores de 2 años, especialmente bronquiolitis y neumonías; también facilita coinfecciones por otras bacterias como neumococos, estreptococos o micoplasma.
Niños de alto riesgo
Los bebés más vulnerables son los prematuros y aquellos que tienen problemas cardiacos, pulmonares, o tienen el sistema inmune comprometido. Incluso los niños sanos pueden, en ocasiones resultar gravemente enfermos a consecuencia de este virus.
Decálogo para evitar contagios
1. Limpiar y desinfectar los juguetes del bebé.
2. Evitar el hacinamiento en el hogar.
3. No exponer a los niños de riesgo a entornos contagiosos en la medida de lo posible (grandes almacenes, transportes públicos, guarderías, etc.)
4. Extremar la higiene de las manos, cuando el niño de riesgo conviva con hermanos en edad escolar, o en guardería.
5. Evitar el contacto del niño con adultos u otros niños resfriados.
6. Cuando exista en el entorno, personas con infección respiratoria, utilizar mascarillas desechables al manipular al niño de riesgo y utilizar pañuelos desechables.
7. Administración de Inmunoprofilaxis a los niños de riesgo, durante la estación epidémica del VRS.
8. Aunque estemos en invierno, debes ventilar tu casa todos los días. Los lugares no aireados son un excelente caldo de cultivo para todo tipo de gérmenes.
9. La tendencia frente al frío es abrigar mucho al bebé. Esta es una costumbre errónea. Debes tener a tu hijo con ropa adecuada para que no pase frío, ni calor. Además, procura que tu casa mantenga una temperatura adecuada, ni excesivamente caldeada, ni a temperaturas muy bajas.
10. Si puedes prolongar la lactancia materna el máximo posible, le estarás procurando a tu hijo las mejores defensas frente a todo tipo de enfermedades en esta etapa de su vida.
Consulta a tu médico si la fiebre dura dos o tres días, es mayor de 39ºC, o si la tos es tan fuerte que vomita o le impide dormir.
En casa es importante que tu hijo se sienta lo más cómodo posible, no obligarle a comer y ponerle paños fríos para evitar que se le caliente la cabecita y procurar que ingiera líquidos. También puede ayudarle una solución fisiológica en las fosas nasales antes de las comidas, para que pueda respirar mejor y coordinar la deglución sin problemas.
Marina Berrio.
Asesoramiento: Dra. María Isabel Armada, Neonatólogo del Hospital Clínico Universitario San Carlos de Madrid.
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