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El baño del bebé: consejos para bañar a tu bebé

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El baño del bebé, además de ser necesario para su higiene, puede ser uno de los momentos más divertidos de la jornada y en el que mejorar la comunicación con nuestro bebé. Al fin y al cabo, ¿puede existir mejor combinación en el mundo que un poco de agua tibia y los mimos de papá y mamá? Si nuestro bebé hubiese aprendido hablar ya seguro que nos contestaría que no.

A la mayoría de los padres, y aún más si son primerizos, les suele asustar la idea de sumergir en el agua a su pequeño. Es lógico que esto suceda pues la piel del bebé suele volverse escurridiza en contacto con el jabón. Para evitar los sobresaltos con el baño del bebé intentaremos organizarnos antes de lanzarnos de lleno a esta deliciosa tarea.

La mejor rutina: el baño del bebé

Para asegurarnos de que todo salga bien procuraremos, en primer lugar, preparar la estancia donde vayamos a bañar al bebé. Todo lo que necesitaremos a lo largo del baño deberá estar al alcance de la mano pues cuando le estemos bañando y posteriormente, al vestirle, no podremos dejarle solo ni un instante.

Recuerda que un niño tan pocos meses se puede ahogar en muy pocos centímetros de agua o darse la vuelta en la mesa de cambiar en tan sólo unos segundos por lo que conviene que no nos despistemos. Si suena el teléfono, por ejemplo, dejaremos que suene: Si es importante ya volverán a llamar. Y si se nos olvidó una cosa en otra estancia de la casa será mejor que nos llevemos al bebé con nosotros a que se quede solo en la bañera.

El baño del bebé: ¿qué necesito?

Los elementos que necesitaremos para el baño de nuestro bebé serán fundamentalmente los siguientes: jabón líquido suave, una toalla o un albornoz, una manopla o esponja, pañales, un cepillo para el cabello, ropa interior de algodón y prendas de vestir limpias.

Una vez que tengamos todo el material preparado llenaremos la bañera de agua. Antes de introducir en ella a nuestro pequeño comprobaremos siempre la temperatura del agua (alrededor de 37 ºC con el dorso de la mano , el codo o con un termómetro de baño. Nunca realizaremos estas comprobaciones con la palma de la mano pues suele ser un poco insensible a la temperatura. El agua estará perfecta siempre que no sintamos ni frío ni calor.

Cómo bañar a tu bebé, paso a paso

Después procederemos a desnudar al niño limpiándole antes el culito para evitar que ensucie el agua.

– Con una esponja o una toallita suave enjabonaremos totalmente al bebé de la cara hacia abajo insistiendo especialmente en los pliegues del cuerpo.

– Posteriormente, introduciremos al niño en el agua. Para evitar que se nos escurra el bebé le pasaremos una mano bajo la axila sujetándole con el brazo la cabeza.

– Al finalizar el baño, procuraremos aclararnos perfectamente las manos antes de sacar al bebé del agua. En caso contrario podría escurrírsenos como si de una pastilla de jabón se tratase.

– Cuando tengamos al niño fuera, le envolveremos rápidamente con una toalla comenzando a secarle la cabeza mediante suaves toquecitos sin frotar la piel.

– Después, continuaremos con la parte posterior de las orejas y los pliegues del cuello. Por último, realizaremos el mismo proceso con las extremidades, las nalgas y las axilas de nuestro pequeño.

– Y como broche de oro, qué mejor que unas cuantas caricias y masajes. Este tipo de contacto, ofrecido con suavidad y mucha ternura es, con toda seguridad, el final ideal para un buen baño… sobre todo si quien ofrece los masajes son papá o mamá.

Indispensable para el baño del bebé

Baño y bañeras para tu bebé

1.  Además de bañar al niño todos los días debemos procurar cambiarle de cuatro a seis veces a lo largo de la jornada. En cada ocasión, le limpiaremos las nalgas con una toallita humedecida o un algodón empapado con agua tibia y jabón líquido suave.

2.  Antes de desvestir al niño procuraremos preparar la habitación de aseo adecuadamente. Si no la caldeamos conforme a las necesidades del niño (entre 22º y 25º C) lo más probable es que éste termine acatarrándose.

3.  En vez de echar la colonia infantil sobre la piel de nuestro bebé hagamoslo sobre su ropita. Así evitaremos molestas irritaciones y escoceduras.

4. Una vez que el niño se sienta confiado y a gusto en el agua podemos ponerle un ratito boca a bajo con el fin de que chapotee. De este modo, no sólo se divertirá un poco sino que también se relajará con este agradable ejercicio.

5.  No dejes de vigilar al niño constantemente durante el baño. Debemos recordar que los pequeños se pueden ahogar en tan sólo unos pocos centímetros de agua por lo que conviene evitar las situaciones de riesgo.

6.  Es aconsejable esperar a que se caiga el ombligo del niño antes de sumergirlo en el agua de la bañera. Sólo serán unos cuantos días (entre seis y diez días) y así evitaremos que puedan surgir complicaciones.

7.  Cuando vayamos a aclarar al niño procuraremos abrir antes el grifo del agua fría que el del agua caliente. De este modo, evitaremos que el niño pueda quemarse en el caso de que el agua no estuviese correctamente regulada.

¿Necesitamos una bañera para nuestro bebé?

Evidentemente, el adquirir una bañera-cambiador puede facilitar mucho las cosas a la hora del baño de nuestro pequeño, pero no todo el mundo dispone de grandes espacios en casa. Precisamente por ello, en estos casos siempre se puede recurrir al barreñito rígido de plástico con forma de bañera que es mucho más pequeño y que siempre se puede acoplar a la perfección la bañera familiar.

Otra opción muy útil es recurrir al lavabo. Sobre todo durante los primeros meses es aquí donde mejor se puede bañar al niño. Después, podremos pasar a la bañera familiar e, incluso, adquirir el típico asiento con patas adherentes para que el niño pueda chapotear sin caerse a un lado u otro de la bañera.

Cristina Álvarez

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