El futuro es incierto, pero existen pequeñas pistas que pueden indicar el camino que va a seguir un niño. Detalles que permiten que los expertos realicen una previsión de la evolución del mismo, como por ejemplo las deposiciones que se encuentran en los pañales de los más pequeños y que permiten valorar cómo va a ser su desarrollo cognitivo y las capacidades relacionadas con el mismo.
Así lo asegura el estudio publicado en Biological Psychiatry que ha encontrado una relación entre las bacterias intestinales encontradas en las deposiciones de los niños y el nivel de inteligencia que podrían alcanzar en un futuro. Un curioso resultado que puede ayudar a aplicar terapias tempranas para paliar los efectos de un desarrollo cognitivo menor en los más pequeños.
Lo que puede contar la flora intestinal
Los responsables de este estudio analizaron las heces de un grupo de control conformado por un grupo de 89 bebés de un año. Los investigadores separaron en tres grupos las bacterias intestinales que buscaban: Bacteroides, Faecalibacterium o Ruminococcacaea. Tras un primer análisis, se dejaron pasar unos 12 meses antes de ejecutar el segundo.
En esta nueva vuelta se realizaron varias pruebas con el fin de evaluar su desarrollo cognitivo. La valoración empleada fue la Escala de Aprendizaje Temprano de Mullen en donde se analizaron la evolución de parámetros como las habilidades motoras, la capacidad del lenguaje o la percepción del entorno de los niños. Los resultados de este nuevo análisis fueron puestos en común con el nivel de bacterias intestinales encontrados en la primera fase.
De esta forma se encontró una relación significativa entre los resultados de la segunda prueba y el tipo, y cantidad, de bacterias predominantes en las deposiciones. Aquellos portadores de un mayor número de Bacteroides presentaron las puntuaciones más elevadas, mientras que, por otro lado, los niños con más Faecalibacterium en sus heces consiguieron menos puntos.
Estimular al bebé
Los padres también pueden influir en el desarrollo cognitivo del bebé a través de la estimulación. Varios ejercicios ayudan a que los más pequeños puedan alcanzar un buen nivel en este sentido:
– Encontrar a papá y mamá con sus voces. Desde que nace, el sentido auditivo del bebé está muy desarrollado y puede reconocer perfectamente la voz de mamá y también de papá. Para estimular su lenguaje, es importante que le hables, cuanto más mejor.
– Repetir su nombre e identificarse diciendo «soy mamá», «soy papá». Es esencial el tono y la melodía que utilizas. El niño es más sensible a los sonidos agudos que a los graves. Desde su cunita, el bebé puede localizar la fuente de sonido y trata de girar su carita hacia ella.
– Cantar canciones de cuna. La palabra se graba en el hemisferio izquierdo, que es el responsable del lenguaje, la escritura y la lógica. En cambio, la melodía lo hace en el hemisferio derecho, donde se desarrolla la parte artística. Si a lo largo del día combinas las palabras con las canciones que le cantes, estarás favoreciendo el desarrollo de los dos hemisferios cerebrales, para conseguir un buen equilibrio entre ambos y potenciarás su inteligencia.
– Fotografías de los padres. Se puede aprovechar los momentos en los que el bebé está en la cuna para colocar dibujos o fotografías de los padres a ambos lados de la cuna, colgadas por dentro de los barrotes a la altura de su carita. Le mantendrá entretenido, sobre todo cuando se encuentre más inquieto o mamá o papá no están en casa.
Damián Montero
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