La llegada de un hijo nos cambia de muchas maneras. Incluso la personalidad de los padres se transforma. Así lo asegura un estudio realizado por la Universidad de Berlín en el que se ha centrado en cinco rasgos concretos: extroversión, afabilidad, apertura, conciencia y neuroticismo. Y es que más allá del asumir responsabilidades con la ampliación de la familia, estos aspectos varían en estos momentos.
Un trabajo en el que destaca que el cambio en estas personalidades se relaciona estrechamente con los roles de género tradicionales, aunque estas diferencias se hacían menos notables en el caso de los progenitores más jóvenes. Cabe también reseñar que, de manera general, no se observó ningún cambio en el nivel de madurez de los padres, aunque si se apreció una mayor estabilidad emocional.
Así nos cambia la paternidad
En este estudio se recopilaron los datos de 19.875 participantes que respondieron a distintos test de personalidad entre los años 2005 y 2017. Por un lado se tenía en cuenta aquellos habían tenido un hijo por primera vez y los que no habían alcanzado estos puntos. Como ya se ha dicho, se centraron en cinco puntos de la personalidad y si existía alguna variación en el momento en el que la familia se ampliaba.
En el caso de las madres, se observó una tendencia a una personalidad más amable tras la maternidad. Tendencia que los investigadores relacionaron con la mayor presencia de las mujeres en el cuidado de los hijos. Por este motivo, las madres desarrollan una tendencia mayor a responder a las necesidades de los bebés con una mayor sensibilidad, demostrando un comportamiento más afable.
En el caso de los padres, la personalidad tiende a una mayor responsabilidad y pérdida de extroversión. Cambios que se relacionan con el sentimiento de hacerse cargo de la familia y del sustento del hogar, cubriendo los gastos. Por ello, los hombres desarrollan una perspectiva enfocada a actuar de forma más fiable para poder mantener el nivel socioeconómico alcanzado, y seguir desarrollando una carrera profesional.
Hay que apuntar que en el caso de los hombres, se apreciaron diferencias por edades. Los más jóvenes desarrollaron un aumento transitorio de la madurez, pero éste disminuyó tras el primer año de paternidad. En los casos de varones de mediana edad, esta subida fue menor al principio pero se mantuvo constante, alcanzado de esta manera una mayor estabilidad emocional.
Otros cambios con la maternidad
Este estudio no es el único que refleja los cambios en la personalidad de los padres con la llegada de un niño. Tal y como refleja un estudio conjunto de la Universidad Autónoma de Barcelona y del Institut Hospital del Mar d’Investigacions Mèdiques la maternidad produce alteraciones duraderas en el cerebro de la madre que se dirigen a una mejor relación con el bebé.
Durante el embarazo, la mujer experimenta distintos cambios hormonales y adaptaciones biológicas. Este trabajo demuestra que la gestación implica procesos que se mantienen a largo plazo en el cerebro de la madre. Por ejemplo, se reduce la materia gris en regiones implicadas en las relaciones sociales, zonas que se activan con mayor intensidad cuando la madre proyecta la imagen de su bebé.
Según Susanna Carmona, una de las responsables del estudio, la reducción de esta matera gris se debe a un proceso similar a la poda sináptica que tiene lugar durante la adolescencia en donde se eliminan las sinapsis más débiles para favorecer un procesamiento mental más eficiente. En este caso, los cambios se relacionarían con la mejora en el cuidado de los hijos.
Damián Montero
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